Fuerte y tonto. (22)

259 11 0
                                    

Daniel.

    Cojo al perro con dificultad.

    Creo que ha sido mala idea hacer esta apuesta.

    Lo apoyo en un solo brazo haciendo que mis músculos se tensen.

    —Lucía engánchate y después yo te sujeto— indico.

    —Vale, a sus órdenes.

    Dicho esto, se engancha a mí, como un koala.

    Pongo mi mano libre en su culo impulsándola hacia arriba, cargando así, con todo su peso.

    —Ala, lo he conseguido— digo con dificultad.

    —No, ahora tienes que aguantar— suelta riendo— que no, que es broma.

    Menos mal, no puedo más.

    La bajo con cuidado, y a continuación a Chuwi.

    Hago un bailecito de la victoria.

    —Qué? A qué soy fuerte?

    —Sí, tonto también eres— ríe— a ver, Jesús, te doy algo de mi hermano?

    —Por qué me da la sensación de que cuando voy a los sitios, a la gente se le va a la mierda la ropa?

    —Porque es cierto, cabrón— suelta mi querido hermano.

    —Pues ya sé que quiero que hagas, Dani— sentencia la morena— tendrás que quitarte la ropa y dársela a Jesús y subir fotos del momento.

    —Pretendes que salga a la calle en calzoncillos con las fans detrás?— pregunto sarcástico— una mierda.

    —Una apuesta es una apuesta.

    —Sólo en calzoncillos no, ponte chaquetón, mi amor.

    Se están riendo de mí, pero es que, en el fondo sé, que a mi también me hace gracia.

    —Vale, algo más o con eso ya estás contenta?— pregunto.

    —Cuando volvamos tienes que subir una historia que parezca que estamos desnudos y poner: es el amor de mi vida— ríe.

    —Eres mala con avaricia— sentencio intentando no reírme.

    Me quedo en calzoncillos y me pongo el chaquetón.

    —Qué piernas más bonicas, gitana— exclama Jesús a modo de burla.

    Mi querido gemelo se pone mi ropa.

    Ay, jersey de lana, como te echo de menos.

    Ay, pantalones vaqueros, qué falta me haceis en estos momentos.

    Ay, dignidad, por qué te marchaste?

    Lucía me pone un gorro rosa.

    —No te vayas a constipar, gitana.

    Vaya, les ha dado por llamarme gitana, me da a mí que me voy a quedar así para siempre.

    Ahora no soy Dani, soy Gitana.

    Lucía se pone un chaquetón, vuelve a coger el bolso y se dirige a la puerta, nosotros la seguimos.

    —Dani, estás preparado?— cuestiona mi hermano.

    Lucía abre la puerta y la vuelve a cerrar corriendo.

    —Meteos dentro—grita— a la cocina, ya.

    Vamos los tres a la cocina.

    —Qué pasa?

    —Qué qué pasa?— pregunta alterada— Tengo la puerta hasta arriba de fans con moviles encendidos, eso pasa.

    —Y qué vamos a hacer ahora?— pregunta esta vez Jesús.

    —Pues os vais a sentar en el suelo y  vais a estar calladitos— nos mira amenazante— mientras que yo, nos salvo el culo.

    Tras esta breve charla, nos sentamos en el suelo.


  Será para que no nos vean, por si alguna se cuela a la parte de atrás.

Lucía.

    Salgo encontrándome con una masacre de niñas gritonas.

    —A ver, muchachas, qué hacéis aquí?— cuestiono.

    —Sabemos que están aquí— pongo cara de no entender una mierda— no te hagas la tonta, hace unos instantes has entrado corriendo como si la policía te hubiese pillado con coca.

    —Quién coño está aquí?— pregunto— he entrado corriendo porque lo normal, no es salir de casa y encontrarte el jardín hasta arriba de niñas grabándote con el móvil.

    —Jesús anoche no volvió a casa y Dani salió esta mañana, no te sigas haciendo la tonta— dice otra niña.

    —Y ustedes de dónde se supone que os sacáis semejantes patochadas? Os habéis tomado la medicación? Soy una gemelier más babys— suelto de carrerilla— lo que pasa es que no me entero de una mierda, porque no soy una acosadora que cuando no hay más mierda que meter en el fandom, se la inventa.

    Se forma un silencio terrorífico.

    Creo que me van a pegar.

    Se escucha, de repente, una risa de fondo.

    Será hija de puta.

Me llamo Lucía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora