Sólo amigos. (36)

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Jesús.

    De verdad ha dicho eso?

    No sé en qué momento se me ocurrió cagarla como la he cagado.

    —Lo siento— suspiro— por todo.

    —Tienes la cara tan dura de pretender que te perdone y sigamos igual?— ríe sarcástica— pues me temo decirte, que vas por mal camino.

    Eso ha dolido.

    Pero, ha dolido de verdad, como un puñal directo al corazón.

    —Pero, yo no quiero que esto acabe— suspiro frustrado— y menos así.

   —Es que si no hubiese sido así, no hubiera acabado— sentencia— sólo quiero saber una cosa.

    —Dime.

    —Por qué lo hiciste?

    —Mar es muy convincente cuando quiere— hago una pausa— y tío, Andrés, también— recalco el nombre.

    —No me jodas qué te amenazó?— suelta un bufido— la mato, lenta y dolorosamente.

    —No hagas nada— digo firme— no le des la atención que quiere.

     —Estoy harta de esa niñita mimada— confiesa— es solo una pija consentida que no se da cuenta que tiene dientes de rata.

    —Si se diese cuenta, tendría brackets, con lo tonta que es— suelta mi hermano.

    —Lucía, me perdonas?

    —Sí— afirma— pero sólo amigos, en cuanto parezcamos estables y demás, cortamos de cara al público, entendido?

    —Entendido.

    —Bueno, pues eso, nosotros vamos a seguir hablando mientras te pajeas— espeta mi hermano saliendo apresuradamente de la habitación.

    Pues nada, otra vez sólo.

    Sólo amigos.

    Esa frase retumba en mí y, joder, la he cagado pero bien.

    Estoy de mierda hasta el cuello.

    Pero es todo culpa mía.

    No debería de dejarme intimidar.

Lucía.

    Dani y yo hemos estado hablando durante una hora más, tras la conversación con Jesús.

    Hemos decidido comer juntos y, aunque al principio se ha negado, lo he convencido de que el almuerzo sea, en mi casa.

    Por lo que me ha costado más convencerlo, es porque comeremos con mis padres.

    Qué más dará? Sólo somos amigos.

    En un par de minutos llegará Daniel y yo, ya estoy vestida, calzada, maquillada y peinada.

    En un par de minutos llegará Daniel y yo, ya estoy vestida, calzada, maquillada y peinada

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    Suena el timbre y bajo corriendo.

    Abro la puerta y abrazo al moreno que, a decir verdad, está guapísimo.

    —Hola, cielito lindo— saluda imitando acento latino.

    —Los viajecitos a ti, no te sientan bien, eh— suelto una sonora carcajada.

    —De eso tenemos que hablar— me señala con su dedo índice— pero, mejor luego, tengo hambre.

    Qué le pasa a este muchacho ahora con los viajes.

    —Mamá— grito— Daniel ya ha llegado.

    —Vale, en cinco minutos vais al comedor— grita esta vez mi madre.

    —Vamos a mi habitación— sentencio cogiéndole la mano y tirando de él.

    Al llegar a mi dormitorio cojo el móvil y señalo el espejo.

    —Foto?— pregunta el moreno.

    —Yas— respondo obvia.

    Me pongo frente al espejo y él se coloca detrás mío y me besa la cabeza.

    Me pongo frente al espejo y él se coloca detrás mío y me besa la cabeza

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    Echo la foto.

    —Joder, qué mal que no la pueda subir— me mira extrañado— pueden creerse que tenemos algo— suspiro— y como que no.

    —Lucía— grita mi padre— saluda a los invitados.

    Invitados?

    Qué invitados?

    Ay, mi madre.

    —Pensaba que era único— bromea Dani.

    —Yo también— admito— vamos.

    Salí de la habitación seguida del único invitado que esperaba.

    Bajamos las escaleras y fuimos al salón.

    En este salón cada vez se reúnen más putas.

    —Hola— saludé con una sonrisa falsa— qué tal están?

    —Hola, Lucía— saludó con una sonrisa aún más falsa que ella misma— genial.

    Y os preguntaréis, quién es?

    Es Celia.

    Sí, la ex de mi "novio".

     —Os reconocéis?— preguntó mi padre sorprendido.

    —Se puede decir que sí— respondí seria— no esperaba más invitados.

    —Ya, bueno, se me olvidó comentártelo— suelta con indiferencia.

    —Bueno, me gustaría saber quiénes son.

    —Tus primos y tus tíos de Málaga.

   

Me llamo Lucía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora