Lucía.
Ya estoy lista, son las ocho y media de la tarde, hemos ido en plan tranquilo, la verdad.
Y voilá.
He aquí el resultado.
Celia, que está estudiando peluquería y estética, se empeñó en hacerme unas mechas y cortarme el pelo y, tras mucho insistir, se lo permití.
A decir verdad, no han quedado tan mal.
Me gustan.
Cojo un pequeño bolso de mano negro, meto el móvil, clínex y, aunque sé que va a insistir en pagar, dinero.
Le doy un beso en la mejilla a mi prima, otro a Jules y, cuando Guille está confiado, le suelto un lametón.
Tras percibir su mirada de odio y escuchar la risa de las chicas, salgo de la habitación y, voy a la de Dani, donde se está arreglando Jesús.
Doy unos suaves toques en la puerta.
Nadie abre.
Jesús.
Oh, mierda, Lucía ya está aquí y no he terminado de arreglarme.
Tras veinte minutos finalizando mi gran obra maestra salgo y sólo encuentro una nota.
NOTA: Jesús, si no vas a poner de tu parte, ya buscaré a otro que sí quiera cenar conmigo. Mira por dónde, tienes un gemelo, imbécil.
Oh, oh.
Joder, joder, ¡joder!
La he cagado, tenía que haber empezado a arreglarme antes, soy un vago de cojones.
Voy a su cuarto y está con sus tres inseparables.
Nada más percatarse de mi presencia, Guille se levanta, se acerca a mí, me lanza una mirada de desaprobación y me empuja fuera de la habitación y cierra la puerta, la diferencia, es que esta vez alcanzo a escuchar el pestillo cerrándose.
-¡Lucía! ¡Lo siento! ¡Me retrasé, no tengo escusa! ¡Por favor, sal!
Escucho como abren el pestillo y, segundos más tarde, la puerta.
-Vete, no quiero salir contigo, no hoy, no tengo ganas de salir- dice tranquila con una sonrisa falsa y tranquilizadora.
-Pues cenamos aquí- sentencio- Quién llegue último a la cocina friega los cacharros.
Dicho esto salgo corriendo y escucho como se quita los tacones y corre detrás mío.
Es muy rápida, me ha alcanzado.
Táctica romántica.
Antes de que se pueda dar cuenta la que cogido de la cintura la he levantado y la he besado.
-Eh, eso es trampa- se queja divertida cuando nos separamos.
-En el amor no hay normas, por lo cual, tampoco hay trampas- susurro dulcemente.
-Me acaba de dar diabetes- dice escapando de mis brazos.
-Enserio, eres la persona menos romántica del mundo- me quejo divertido- Aún así te quiero.
Se encoge de hombros y camina hasta la cocina y yo la sigo.
-¿Qué se supone que vamos a cenar?- pregunta alzando la ceja derecha.
-Pues prepararemos algo supongo, ¿no?
-¿Recuerdas que ya no queda nada más en la nevera ni en los armarios?- pregunta irónica- Bueno sí, magdalenas, leche y Cola Cao.
-Vale, me has pillado- musito y sonrió pícaro- O tal vez no.
Me pongo detrás de ella, rodeo su cintura con mis brazos, llevo mi nariz desde su hombro hasta su cuello rozando su piel y muerdo suavemente su cuello.
Tras esto, Lucía echa la cabeza hacia atrás y se muerde el labio, mientras con su mano izquierda acaricia mi cabeza y, con su mano izquierda acaricia mis manos.
Paso mi boca por su cuello depositando algún que otro beso y respirando su aroma a coco, a continuación, le doy la vuelta y la beso apasionadamente.
De repente se abre la puerta y entra mi gemelo cantando Miénteme de Álex Ubago.
Qué oportuno es.
Cuando se percata de nuestra presencia, deja de cantar y pone cara de haber visto un fantasma y sale rápidamente.
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Me llamo Lucía.
Fanfiction¿Cómo alguien puede hacer que mandes todo a la mierda sin conocerla realmente? ¿Cómo puede ser que serías capaz de arriesgar tu vida, tus sueños y tu felicidad por complacerla? ¿Cómo puede una chica conseguir convertirse en todo para sus íd...