Una noche mágica. (44)

195 8 1
                                    

Lucía.

    —Hay fans escondidas en mi jardín— aclaro— de verdad no viste los flashes?

    —Quiero que seas mi novia, no quiero estar así— se lamenta.

    —Y yo quiero que no me gusten dos tíos a la vez, pero no, me gustan dos— suelto elevando mi tono de voz.

    Al recapacitar sobre mis palabras, me tapo la boca con mis manos y pongo cara de la he cagado.

    Es que la has cagado, gilipollas.

    —Quién es el otro? Lo mato— grita— es el Mario ese?

    —No es Mario, a él ahora ni lo menciones— agacho la cabeza— es un chico punto.

    —Qué pasa con Mario?— pregunta esta vez Dani.

    —Se va a Madrid— anuncio triste.

    —Quién es el otro?— pregunta Jesús de nuevo, volviendo al tema anterior.

    —Un chaval, a ti qué más te da?

    —O me lo dices tú, o la lío yo.

    —Mira, a mí no me amenaces, con cuatro palabras mando tu carrera a la mierda— replico.

    —Sólo— suspira— dímelo, por favor— suplica.

    —Prométeme que no harás nada, por favor— ruego seria.

    —Lo prometo— levanta la mano izquierda y la derecha se la lleva al pecho— por mi abuelo.

    —Dani.

    —Qué?— pregunta el ya nombrado.

    —Que eres tú, coño— aclaro alterada.

    —Pero serás— grita el gemelo mayor acercándose al menor— yo te mato, cabrón.

    Cojo a Jesús de la cintura para que no se acerque más y lo mate de verdad.

    Daniel se aleja hasta quedar a una distancia considerable.

    —Sh, relájate— acaricio su abdomen por encima de la camiseta— no hagas nada.

    Jesús se da la vuelta bruscamente, cosa que hace que me asuste, pero el miedo no dura demasiado cuando noto que me tiene abrazada, pero mis pies no tocan el suelo.

    —No te quiero perder— susurra en mi oído.

    —Todo lo que no se queda en nuestras vidas, es porque no les correspondía estar en ellas.

    —Te quiero, joder.

    —Y yo— le beso la mejilla— aunque creo que yo más.

    Me baja haciendo que pueda tocar tierra por fin.

    —Sabes que?— pregunta sonriendo y yo niego— cuando quieras volver, volveremos, no te voy a presionar.

    Sonrío como una tonta y cojo a ambos de la mano y los llevo hasta mi habitación.

    —Tengo dos novios, chicas— digo con aires de superioridad— y vosotras ninguno— río vacilona.

    —Yo tengo a Guille— replica Jules.

    —Te tengo que recordar que no sois nada serio?— cuestiona mi hermano riéndose cual foca retrasada.

    Nos sentamos en círculo y comenzamos a hacer juegos.

    A mitad de la noche vi que Jesús comenzó a tiritar y sin decir nada abrí mi manta y lo rodeé con ella.

    Se siente tan bien compartir manta con él.

    Ni os lo imagináis.

    Entre juego y juego volaron besos, tragos, confesiones y sobretodo, risas y diversión.

    Se puede decir, que fue una noche mágica con personas que adoro, haciéndome feliz.

    Sí, se puede decir, que estoy en mi mejor momento.

    Aún en mi mejor momento, tengo mucho sueño.

    Abro las piernas de Jesús y me siento entre ellas haciendo que me abrace con sus fuertes brazos, en los que cualquiera se siente seguro y la manta que nos cubre.

    Me acurruco en su pecho y cierro los ojos.

    —Buenas noches, te quiero, Jesusín.

    —Te quiero sexy Lucía Braguitas Negras.

    Y es ahí, cuando entiendo que jamás podría elegir entre Jesús o Daniel, por lo menos, en estos momentos.

    En estos momentos, mi mente quiere dejar la diversión y los pensamientos a un lado y quiere desconectarse del mundo un rato.

    Jesús comienza a cantar No me doy por vencido, en un tono bajo, para que la única persona que esté al alcance del sonido sea yo, específicamente mis oidos.

    Y de un momento a otro el sueño me vence y caigo en un profundo sueño.

Me llamo Lucía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora