Hola, novio. (43)

201 9 0
                                    

Lucía.

    Cómo que se va a Madrid?

    A ver, últimamente no me cae demasiado bien, pero tampoco quiero que se vaya a Madrid.

    —Por qué?— pregunto extrañada.

    —Asuntos de mi padre, ha vendido la discoteca de aquí y quiere abrir una en Madrid.

    —Pero, tú has vivido aquí siempre— enconge los hombros— es muy cruel por su parte querer sacarte a tirones de tu tierra.

    —Espero que no me echéis mucho de menos— dice con una débil sonrisa.

    —No sé el resto, pero yo te voy a echar mucho de menos.

    Me abraza cariñosamente.

    —Sin rencores?

    —Sin rencores.

    Se va de la habitación y entran Celia y Julieta.

    —Qué ha pasado?

    —Jules, relajate, no hemos hecho nada, sólo que— hago una pausa y suspiro— se va a ir a vivir a Madrid.

    Su boca forma una gran o.

    —Y tú con ese qué te traes?— pregunta esta vez la mayor alzando las cejas.

    —Nos liamos y ya está— digo restándole importancia— y como me volváis a sacar el tema os tiro por la ventana mientras os cambiáis— amenazo.

    —Vamos a cambiarnos rápido— sentencia Jules— me das mucho miedo.

    Nos reímos estrenduosamente.

    Entre broma y broma, discusión por quién tiene mejor culo y quién tetas, nos cambiamos.

    —Ahora que se vengan y jugamos a algo— propone mi prima.

    —Lucía, haz los honores.

    —Chicos— grito haciendo que ambas chicas se tapen los oídos y cierren los ojos inconscientemente.

    Al instante, están los cuatro chicos en mi habitación.

    Se me ha olvidado poner el pestillo.

    Bien, Lucía, bien.

    —Lucía, Celia— llama nuestra atención Imanol— nuestros padres se han ido, dicen que o vuelven tarde o no vuelven— anuncia sonriente.

    —Bueno, bueno— musita Manu apareciendo con tres botellas de alcohol— jugamos a "Yo nunca"?

    —Lolito, tu te vas a pillar un pedo del quince— advierto divertida.

    —Me gusta el plan— bromea— anda vamos, en círculo.

    —No, se me ocurre algo— digo pensativa.

    —Desembucha— insiste mi primo.

    —Los gemelos podrían venir— propongo.

    —Si quieren que vengan, me parece buen plan— comenta Mario— cuantos más mejor.

    —Llamo yo si quieres— se ofrece Celia.

    —Sí, llama y diles que pijama— sentencio— mientras, voy a por mantas y cojines.

    —Voy— dice la chica más mayor saliendo de la habitación con el teléfono.

    —Dúo dinámico— los llamo y me miran confundidos— sí, os llamo así— río— ayudarme con las mantas y cojines.

    Asienten y salgo de la habitación con ellos detrás mío.

    —Yo voy al dormitorio de José— dice el rubio.

   —Yo voy a los dormitorios de invitados.

    —Pues me tocó el salón— soltó Mario acompañado de un suspiro.

    Nos dividimos y cada uno comenzó a recoger su parte.

    Tardé poco, conozco cada rincón de mi casa.

    Es que es tu casa, normal.

    Pues eso he dicho, je.

    Solté todo en el dormitorio y antes de que pudiese articular palabra sonó el timbre.

    —Voy yo— grito comenzando a correr escaleras abajo.

    Llego a la puerta y abro.

    Me abalanzo sobre Jesús abrazándolo y lo beso aún con sus brazos en mi cintura y los míos rodeando su cuello.

    —Hola, novia— dice soltando sobre mis labios un leve beso.

    —Hola, novio— musito repitiendo su gesto anterior.

    Me separo de él y me acerco a Dani para abrazarlo y le doy además, un beso en la mejilla.

    Me echo a un lado para que pasen, y eso hacen.

    Muevo mi mano haciendo un saludo a las niñas que andan escondidas por el jardín y acto seguido, cierro la puerta

    —Te echaba de menos— masculla el gemelo menor acercándose de nuevo a mí.

    —Y yo— susurro volviéndolo a abrazar.

    —Entonces, novios?

   

Me llamo Lucía.Where stories live. Discover now