Me llamo Lucía.

Mi héroe. (13)

Jesús.

    Y se va, cogiendo, al que creo que su novio, de la mano.

    Y yo me quedo ahí, como un tonto.

    Esperando a que vuelva.

    Pero, seamos realistas, no va a volver.

    Va a seguir bebiendo y bailando, pasándolo bien.

    Sin saber, que nada más diciendo que tiene novio, a mí me ha jodido la noche.

    —Eh, chicos, volvemos a los sillones?— pregunta Mar, rompiendo el silencio que se ha formado en tre nosotros.

    —Ve tú, ahora vamos, tengo que hablar con Jesús- dice serio— vamos fuera.

    Salimos de la discoteca, hacía bastante frío, a decir verdad.

    Gilipollas, es invierno.

    Bueno, no sé si Dani cuando se lo cuente todo, me va a pegar, me va a gritar, o qué va a hacer, no lo sé.

    Debo empezar a correr.

    Cómo se me ocurre ocultarle esta clase de cosas a mi hermano?

    —Por dónde quieres que empiece?— pregunto nervioso.

    —Por lo de follar estaría bien, sí, por ahí— suelta con condescendencia.

    Vale, sí, está enfadado.

    —A ver, llegamos a su casa y empezamos a besarnos, los besos subieron de tono— hago una pausa y me mira serio— y ahí fue cuando empezó a llamar Celia, así que, no llegamos a más.

    Suelta un suspiro aliviado.

    —Sigue con lo de Celia— dice esta vez más relajado.

    Ahora es cuando no sé qué pasará, cómo reaccionará.

    —A ver, llamó Celia, repetidas veces, y Lucía me dijo que quién era, a lo que yo contesté que nadie importante— suelta una carcajada sarcástica mientras niega con la cabeza— bueno, la cosa, es que vio la foto del beso, bueno, y que la tenía agregada "Mi pequeña Celia".

    —Algo más?— pregunta y niego con la cabeza- sé que hay más, dímelo.

    —Nos peleamos a voces, su hermano también acabó metiéndose y bueno, digamos, que estoy amenazado de que cuenten esto por ahí.

    De repente, sale una chica morena, riéndose y besándose con un chico rubio.

    Lucía? Sí, la misma, es ella.

    Cojo a Dani del brazo y se lo aprieto, aguantando las ganas de ir a partirle la boca al niñato.

    —Relajate, que me vas a partir el brazo— susurra mi gemelo.

    —Sueltame, gilipollas— grita Lucía.

    Oh, no.

    Ese chaval está intentando meterle mano.

    Suelto a mi hermano y voy hasta ellos.

    —Qué cojones pasa aquí?— pregunto.

    La chica que tanto me gusta, me mira pidiéndome ayuda, mientras intenta soltarse del agarre del muchacho.

    —Piérdete, aquí no pintas nada— espeta.

    En menos que canta un gallo le estoy dando puñetazos a diestro y siniestro.

    Uno de los puñetazos que lanza el muchacho, impacta en mi labio.

    Bien, ayer me sangra un poco y hoy, directamente, me lo parten.

    Hay un momento en que mi cara da hacia un lado y veo a Lucía llorar.

    Me coge del brazo y tira de mí.

    Creo que no quiere que se siga liando, ya tengo 18, esto puede pasar a mayores.

    Acabo cediendo y dejo que tire de mí, sigue llorando y no entiendo el porqué.

    —Gracias— murmura y acto seguido, me abraza— no sé que hubiera pasado si no hubieses intervenido.

    Cuando miro hacia donde dejé a Dani, veo a Mar, con una sonrisa maliciosa.

    Coño, es que es mala.

    Pero vamos, que ese no es el caso, que no sé dónde está Dani.

    —Dónde está mi hermano?— pregunto.

    —Se ha ido, es que claro, no quería estar de sujeta velas con ustedes, parejita.

    —Serás hija de puta— espeta Lucía.

    Bien, a saber dónde está mi hermano.

    Vamos a ver, tiene 18 años sabe cuidarse.

    —Lucía, vamos, te llevo a tu casa, tienes que estar harta.