¡Ya llegan!

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Un largo recorrido de 38 semanas, que resultaron agotadoras pero maravillosas, estaba llegando a su fin. La consulta del doctor estaba lista para ella, para ofrecerle la que podía ser la ultima revisión de su embarazo. Tenia asegurado que las mellizas estaban completa y absolutamente desarrolladas para salir al mundo con un par de buenos berridos antes de que fuesen puestas sobre su pecho, y sin embargo, ese acontecimiento, aun parecía demasiado lejano para ella.

Con todo lo ocurrido con Sean, el ambiente tranquilo y estéril del consultorio le hizo suspirar brevemente. Había acabado harta de los lugares clínicos, pero debido a su embarazo, era absolutamente necesario. Pero ese día y como cada vez que tuvo revisión prenatal desde que el corazón de sus niñas pudo ser escuchado, el lugar se lleno con el bombeo fuerte y rápido de sus corazones.

Sonriendo, miro hacia Noah, quien parecía aborto en los latidos de sus hijas y se emociono. Aun recordaba el día en el que le confeso que ella iba por encima de todo, incluso de sus hijas, y sin embargo, eso parecía haber cambiado con el paso de los días. No tenia ninguna duda de que Noah amaba a sus hijas incondicionalmente, y ahora que podía sentirse mucho mas unido a ellas, la emoción que sentía al ver como buscaba la respuesta de las niñas a través de ella, era como un regalo que solo ella podía ver. Fue capaz de encontrar el equilibrio que necesitaba para estar en consonancia con sus emociones y a la misma vez, dejar paso a la arrolladora ternura y amor que las niñas despertaban.

--Sus latidos son fuertes.

Susurro Noah, en papa encandilado. Solo necesitaba echarle un vistazo a su cara, para percatarse de que era un papa enamorado de sus niñas. Poseía unas ganas enormes de sostener a las mellizas en sus brazos y ella tenía muy claro que el lugar favorito de sus niñas para estar, seria los brazos de su papa.

--Son un par de chicas fuertes. Están completamente desarrolladas, así que puedes ponerte de parto en cualquier momento, ¿Has tenido contracciones esta última semana?

--Si, pero las tuve durante una hora, a distintos intervalos y luego ya no tuve ninguna mas.

--Bueno, ellas ya están en posición, así que solo podéis esperar a que este par de aquí inicie todo.

--¡Que lo hagan pronto, por favor!

Rogó, mirando al techo, implorando que el parto llegase cuanto antes debido al cansancio que sentía. Aguantar el peso de dos bebes, era doloroso. Tenía dolor de espalda, sentía como sus piernas estaban a punto de estallar y las idas y venidas al cuarto de baño cada cinco minutos, por que se orinaba, eran un engorro. Aun así, no se arrepentía de su embarazo, solo quería que terminase cuanto antes para poder "descansar" un poco.

Su doctor se rió, divertido por un ruego que debía de haber oído un millar de veces durante su carrera, mientras apagaba el ecógrafo y le entregaba un montón de papel para que se limpiase la piel de lubricante.

--Ya estas en la recta final, así que haz que este chicarrón te mime y consienta durante estas ultimas semanas de embarazo.

Animo su doctor con una amable sonrisa. No necesitaba que se lo dijeran. Noah hizo su meta personal el complacerla, o mejor dicho, el mimarla hasta la extenuación. Se pasaba el día vigilante, intentando adivinar, si ella no se lo decía claramente con palabras, que era lo que quería o necesitaba, pese a que lo único que a veces pedía, eran masajes por el dolor de espalda que el peso de sus pequeñas le generaba. A veces tanta atención podía llegar a ser agobiante, pero agradecía cada pequeño gesto que hacia por su bien. Así que no podía molestarse solo por que al hombre se le iba un poco de las manos el echo de cuidarla, pues si por el fuese, no movería ni un solo dedo hasta que las pequeñas nacieran. Por otro lado, le dejaba hacer por que sabía que estaba preocupado. Fue un embarazo buscado, aunque llego antes de lo esperado, pero ninguno de los dos había barajado la posibilidad de que pudiera ser múltiple, así que el susto no cesaría hasta que Sena y Lana no nacieran. Por eso no iban a bajar la guardia por nada del mundo. Necesitaban que tanto Sena como Lana, nacieran sanas y enérgicas para dar vida a un rancho lleno de gente que las esperaba con los brazos abiertos. Eso era lo que todos estaban esperando. Un nacimiento que les diera la oportunidad de ver y criar a sus dos hijas durante el resto de sus vidas.

Cuidaré de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora