Sentimientos

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Ocasionalmente, los sentimientos se desbordaban, como un vaso lleno de agua que rebosa por culpa de una última y pequeña gota, atraídos por recuerdos que creía olvidados o profundamente enterrados dentro de su corazón. Hacía mucho tiempo que no veía a esa persona, pero su mente estaba jugándole malas pasadas al traer de regreso cosas como su rostro o su voz, el recuerdo que producían algunos olores o actos que anteriormente efectuó con esa persona, y eso la había convertido en un mar de lagrimas, durante la ultima hora y media. Eran pequeños los intervalos de tranquilidad, pero a veces dejaba de derramar lagrimas y simplemente pensaba en que habría ocurrido de haberle hecho caso a su madre, cuando le aviso sobre Bobby. Probablemente el sufrimiento padecido durante tres largos años, no hubiese existido, pero de ese modo, tampoco habría conocido a Noah. La conexión de su felicidad en esos momentos, era Bobby, y aunque odiaba que así fuese, era la verdad. Sin todo lo que paso con él, nunca habría conocido a los McCarter, y como consiguiente, tampoco a Noah. No estaría embarazada de sus hijos, ni habría conocido la verdadera felicidad durante ese periodo de tiempo.

Una gran mayoría de la gente, tenía miedo al dolor. Sufrir cualquier tipo de lesión, era terrorífico. Así que si ella hubiese estado prevenida o hubiese hecho caso de las palabras de su madre, no habría conocido el dolor de la mano de un hombre, pero tampoco el amor de la mano de Noah. Y eso llegaba a ser un poco contradictorio.

Pero sus pensamientos no eran solos esos, sino que más bien se centraban en ella. Cuatro años, casi cinco, lejos de la mujer que le dio la vida, no era ninguna tontería. Durante el tiempo que estuvo con Bobby, este nunca le permitió llamarla o mandarle un simple y sencillo mensaje para decirle que estaba bien... o más bien, que estaba viva. Así que sus posibilidades de ponerse en esos momentos en contacto con ella, eran casi nulas. Seguramente, durante esos cuatro años, su número de teléfono habría cambiado, imposibilitándole poder ponerse en contacto con ella. Pero si pudiera, le gustaría pedirle perdón por no haberle hecho caso en su momento, y aprovechar para comunicarle que estaba bien y que iba a ser abuela.

Conocer el hecho de que no podría hacerlo, atrajo mas lagrimas que restaño rápidamente con los dedos. Parpadeo furiosamente para aclarar su visión y suspiro mientras se incorporaba en la cama.

Aunque lo había vivido durante un tiempo con Alisa, se percataba, ahora que era ella la embarazada, que los embarazos eran peligrosos para una mujer, pues la convertían en una bomba nuclear llena de emociones, y muchas de ellas, eran atraídas desde recuerdos de muchos años atrás. Una bomba que había explotado en silencio, pues no quería preocupar a Noah. Así que tendría que reponerse cuanto antes para que él no lo descubriera, aunque sabía que si iba a buscar consuelo, lo recibiría. Noah nunca le negaría sus brazos, y esa era otras de las cosas que amaba de ese hombre. Había tantas otras para enumerar, que si se pusiera a ello, no terminaría nunca.

Mientras intentaba controlar sus lágrimas y su nariz congestionada por el llanto, se puso en pie y camino hacia el cuarto de baño para refrescar su cara. Llorar era algo normal durante el embarazo, puesto que las emociones estaban a flor de piel, pero si se controlaba un poquito, mejor. No necesitaba alarmar a Noah y que el pobre hombre pusiera el grito en el cielo, por un subidon de sentimentalismo a causa de demasiados recuerdos. Unos que podrían llegar a ser comunes.

Pero dejando eso de lado, al entrar al cuarto de baño, refresco su cara con agua bien fría y seco su piel con una mullida toalla. Al mirarse al espejo, vio sus ojos un poco más brillantes de lo normal y la nariz, ligeramente roja. Sus mejillas también estaban encendidas, así que... era un poco evidente que había llorado. Probó a hablar, para ver si su voz sonaba distinta.

Cuidaré de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora