-¿Tus padres lo saben?- es lo primero en lo que pienso.
-Pues claro que no.- dice divertida.- La verdad es que eres el único que lo sabe y porque ahora mismo, no necesito contarle todos mis problemas a una persona que no conozca.
-¿Sabes qué es lo peor? Que yo también tuve que ir al psicólogo y lo cierto es que nadie lo sabe.- confieso.
-¿Por qué tuviste que ir?- pregunta mientras caminamos hacia la salida de la urbanización.
-Estaba demasiado confuso y antes de volverme loco, preferí hablar de ello con alguien que no me conocía de nada.
-Ah.- se limita a responder.
Durante el trayecto hasta la salida de la urbanización, los dos caminamos en silencio, de la mano pero sin decir absolutamente nada.
-¿Por qué no me llamaste si estabas tan mal?- digo rompiendo el silencio.
-Preferí no saber nada de ti después de que no aparecieses en el aeropuerto.- hace una pausa y continúa.- Pero igualmente, había momentos en los que necesitaba saber como te iba todo y le preguntaba a alguien.
-Yo también hice eso.- hago una pausa y continúo.- Algún día, quizás sepas el motivo más importante de por que no aparecí ese día, por que no vine contigo... Pero de momento, es mejor estar así.- aprieto su mano más fuerte y esta sonríe.
***
-Amo demasiado este lugar.- dice Bella mientras sujeta una bola de algón de azucar rosa en su mano derecha y en su mano izquierda, una bola de algodón de azucar azul.
-Sabía que te gustaría.- doy un mordisco al algodón de azucar rosa.
Sorprendentemente, desde que habíamos llegado era la tercera vez que le compraba dos bolas de azucar y aunque lo negase, estaba convencido de que quería comer una de cada color.
-¿Y si te quedas a vivir en Londres y así nos podemos quedar aquí todo lo que queda de día?- me pone ojitos.
-¿No quieres ver como me gradúo después de tanto tiempo?- coloco mi brazo detrás suya abrazándola.
-Bueeno.- dice alargando.
-Pase lo que pase hasta ese mes, tienes que jurarme que vendrás si o si a ver como recojo mi diploma.
Besa mi mejilla.- Lo juro.
Durante diez minutos, mientras caminamos hasta la gran pista de hielo que ya habíamos visto en el primer paseo que habíamos dado por la zona, ayudo a que Bella termine las dos bolas de algodón de azucar.
-Queríamos dos pares: uno del treinta y siete y medio y otro del treinta y nueve.- dice Bella al chico que nos ha atendido.
-Os los traigo ahora.- el chico se da la vuelta y entra en una especie de armario.
Poco después, aparece con los dos pares de patines y mientras pago las entradas para patinar, Bella se lleva los patines hasta los bancos de madera que hay.
-Ni esperas por mi.- digo divertido en cuanto llego junto a Bella.
Bella ríe. Me lanza un beso y deja sus deportivas a un lado.
Suelto una carcajada.- Bueno, eso compensa algo mi dolor porque no me hayas esperado.
En cuanto terminamos de atar los patines, nos levantamos y caminamos como gilipollas hasta la pista de hielo.
-Parecemos gilipollas.- digo agarrándome al borde del cristal que rodea la pista de hielo.
-Yo lo parezco, tu lo eres.- ríe.
BINABASA MO ANG
Los Que Se Pelean ¿Se Desean?
Teen FictionSentir el calor de mi familia, coger en brazos al pequeño de la familia que, por miedo a volver a Barcelona, había tenido que ver día tras día por imágenes, abrazar a cada uno de los chicos que tanto había echado de menos. Sin duda eses eran los mej...
Capítulo 41.
Magsimula sa umpisa