Capítulo 41.

Magsimula sa umpisa
                                    

-¿Tus padres lo saben?- es lo primero en lo que pienso.

-Pues claro que no.- dice divertida.- La verdad es que eres el único que lo sabe y porque ahora mismo, no necesito contarle todos mis problemas a una persona que no conozca.

-¿Sabes qué es lo peor? Que yo también tuve que ir al psicólogo y lo cierto es que nadie lo sabe.- confieso.

-¿Por qué tuviste que ir?- pregunta mientras caminamos hacia la salida de la urbanización.

-Estaba demasiado confuso y antes de volverme loco, preferí hablar de ello con alguien que no me conocía de nada.

-Ah.- se limita a responder.

Durante el trayecto hasta la salida de la urbanización, los dos caminamos en silencio, de la mano pero sin decir absolutamente nada.

-¿Por qué no me llamaste si estabas tan mal?- digo rompiendo el silencio.

-Preferí no saber nada de ti después de que no aparecieses en el aeropuerto.- hace una pausa y continúa.- Pero igualmente, había momentos en los que necesitaba saber como te iba todo y le preguntaba a alguien.

-Yo también hice eso.- hago una pausa y continúo.- Algún día, quizás sepas el motivo más importante de por que no aparecí ese día, por que no vine contigo... Pero de momento, es mejor estar así.- aprieto su mano más fuerte y esta sonríe.

***

-Amo demasiado este lugar.- dice Bella mientras sujeta una bola de algón de azucar rosa en su mano derecha y en su mano izquierda, una bola de algodón de azucar azul.

-Sabía que te gustaría.- doy un mordisco al algodón de azucar rosa.

Sorprendentemente, desde que habíamos llegado era la tercera vez que le compraba dos bolas de azucar y aunque lo negase, estaba convencido de que quería comer una de cada color.

-¿Y si te quedas a vivir en Londres y así nos podemos quedar aquí todo lo que queda de día?- me pone ojitos.

-¿No quieres ver como me gradúo después de tanto tiempo?- coloco mi brazo detrás suya abrazándola.

-Bueeno.- dice alargando.

-Pase lo que pase hasta ese mes, tienes que jurarme que vendrás si o si a ver como recojo mi diploma.

Besa mi mejilla.- Lo juro.

Durante diez minutos, mientras caminamos hasta la gran pista de hielo que ya habíamos visto en el primer paseo que habíamos dado por la zona, ayudo a que Bella termine las dos bolas de algodón de azucar.

-Queríamos dos pares: uno del treinta y siete y medio y otro del treinta y nueve.- dice Bella al chico que nos ha atendido.

-Os los traigo ahora.- el chico se da la vuelta y entra en una especie de armario.

Poco después, aparece con los dos pares de patines y mientras pago las entradas para patinar, Bella se lleva los patines hasta los bancos de madera que hay.

-Ni esperas por mi.- digo divertido en cuanto llego junto a Bella.

Bella ríe. Me lanza un beso y deja sus deportivas a un lado.

Suelto una carcajada.- Bueno, eso compensa algo mi dolor porque no me hayas esperado.

En cuanto terminamos de atar los patines, nos levantamos y caminamos como gilipollas hasta la pista de hielo.

-Parecemos gilipollas.- digo agarrándome al borde del cristal que rodea la pista de hielo.

-Yo lo parezco, tu lo eres.- ríe.

Los Que Se Pelean ¿Se Desean?Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon