Me quedo quieta justo donde está la puertecita de la entrada del recinto de la casa y cojo varias piedras pequeñas del suelo.

-¡Max!- digo para llamar su atención.

El chico se gira con su preciosa sonrisa y le lanzo todas las piedras de una en una.

***

Max.

Hora y media conduciendo. Hora y media conduciendo para estar dos horas viendo como Bella disfrutaba como una niña pequeña, el lado que más me gustaba de ella.

Miro por el rabillo del ojo a Bea. De la manera en la que miraba por la ventanilla, seguramente James tendría razón cuando me dijo que ella no había pisado esta zona de Londres ya que era vieja y como ella decía, no había tenido el suficiente tiempo como para ver todas las zonas de Londres.

-¿Te gusta?- pregunto sin apartar la mirada de la carretera.

-No me puedo creer que haya visto tan poco de Londres en casi dos años.- dice en un suspiro.

-Deberías permitirte más libertad.

Ríe.- El problema de tener todo lo que te gusta...

-Mentira.- vuelvo a mirarla y sonrío.- No me tienes a mi.

Bella rueda los ojos.- A veces, y solo a veces, te mataría.

Meto el coche por el desvío que iba al pueblo que me había dicho James en el que todos los años durante esta semana, hacían una feria con una gran pista de hielo y puestos de diferentes tipologías en los que según el chico, había algodón de azúcar de diferentes colores.

En un par de minutos, encontramos una especie de urbanización en la que dejar el coche aunque no nos correspondiese. 

Bella sale del coche y maldice la hora en la que escogió venir con ropa tan fina.

-¡Hostia, se me olvidaba!- dice caminando hacia el maletero del coche.

En cuanto salgo del coche, sigo a la chica hasta el maletero y para cuando llego, veo como de un pequeño "cajón" del maletero saca una cazadora blanca que de primeras, era más grande que ella.

Suelto una carcajada.- Con esa cazadora no se te ve.- hago una pausa y continúo.- Por cierto, ¿por qué cojones tienes una cazadora y más cosas de invierno en ese cajón?

Saca un gorro del cajón.- La primera vez que viajé a una pequeña ciudad que hay en la otra punta de Londres fue en mi coche y tuve tanto frío que decidí llevar una cazadora, un gorro, una bufanda y unas deportivas siempre por si viajaba a un lugar de Londres en el que hiciese frío y pues... Aproveché que este cajón no tenía nada para meter todo esto.- se encoge de hombros y ríe.

-Juro que algún día te llevaré a un psicólogo.- digo al mismo tiempo que la chica se pone el gorro.

Suelta una carcajada. Niega con la cabeza.- Ya he ido el año pasado y paso de volver a contarle mis desgracias a un desconocido.

-¿Has ido a un psicólogo durante el primer año que viviste aquí?- pregunto sorprendido. Lo cierto es que me había sorprendido que alguien como ella, que estaba en contra de contarle los problemas más personales a un desconocido, pasase un año haciéndolo ya que además de eso, le costaba demasiado hablar de los problemas.

Ríe.- No te rayes, no he ido todos los meses.- saca unos cuantos billetes junto con su DNI de la cartera y tras coger su móvil, cierra la puerta del maletero.- Simplemente, no tuve un buen año porque te echaba de menos a ti, a mi hermano, a los chicos... Y a veces, lo único que quería era coger un avión y volver a Barcelona para olvidarme de todo el estrés y poder estar con vosotros.

Los Que Se Pelean ¿Se Desean?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora