96 No Eres La Víctima

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—¡Estas enferma!—escuché como gritó Camile hacia donde Carlota y yo nos encontrábamos.

—¿Entonces?—preguntó ignorando por completo a Camile.

Guardé silencio por algunos minutos, se encontraba impaciente esperando mi respuesta mientras que solo me repetía que todo era mi culpa.

¿Y si era verdad? ¿Y si realmente yo tuve la culpa de que mi madre muriera? ¿Qué tal si Georgina mintió y la realidad era que la responsable de todo era yo?

Diferentes preguntas con la misma respuesta.

¿Dónde estaba mi conciencia en ese momento? mi conciencia era esa voz que no me permitía continuar, era quien me detenía, pero también era mi voz interna. Era yo, yo misma me detenía, era yo quien se hacia daño. Tal vez por que no quería avanzar, posiblemente me gustaba el sufrimiento y quería seguir en un túnel de dolor.

Quería permanecer en el mismo lugar en el que sabía que no estaba bien.

Estoy mal. Siempre lo he estado.

Hay personas que dicen querer recuperar su vida, ¿En qué momento se les fué? ¿A dónde? ¿Y por qué? Yo no podía decir eso. Mi vida siempre estuvo llena de malos momentos y recuerdos dolorosos, así que no extrañaba nada, no quería volver a ser aquella niña que fuí, tampoco quería la vida que en ese momento tenía y mucho menos deseaba continuar. Si pudiera detener el tiempo lo haría. 

No podría observar a mi alrededor por que sabía lo que había. Pero podría sentarme en el suelo y contemplar a las personas que me hicieron daño, inmóviles sin poder hacer nada.

Me he odiado toda mi vida, siempre me he sentido responsable por lo que le sucede a los demás.

Carlota se desesperó y disparó hacia donde estaban Callan y Erick.

Todos nos sobresaltamos y gritamos. Ella sonrió, no le dió a ninguno pero podía notar que eso le causaba algo de gracia.

—dejalos ir—supliqué con la voz débil y se acercó a mí.

—no—negó borrando la sonrisa de su rostro—tanto tiempo he esperado por este momento y no puedo dejarlos escapar.

—ya me tienes aquí,—dije—era lo que querías, dejalos ir.

—eso sería tan fácil—la miré—por años he vivido con el dolor de no tener a mi hermana conmigo, te mereces esto y mucho más, te daré lo mismo que tu me diste al arrebatarme a mi hermana. Vas a sentir el mismo dolor que yo sentí, y si tienes suerte puede que al final te mate, pero primero verás como mato a todos y cada uno de ellos. Quiero que sientas dolor, quiero verte sufrir, ¡Quiero que llores maldita!

—estas demente.—afirmé sin apartar mi vista de ella.

—¡No lo estoy!—dió un paso más acercandose—Quiero a mi hermana pero eso no hará que regrese a la vida, mereces vivir con dolor. Matarte ya no me sirve, quiero que sientas lo mismo que yo he sentido todos estos años.

Lágrimas caían recorriendo mis mejillas. 

Su voz estaba llena de odio.

Quizás si yo hubiera perdido a alguien a quien yo amara demasiado la entendería. Yo no conocí a mi madre por eso no sentía lo mismo. Me dolía pero no como a ella.

Pero ¿Y que había de mi? Crecí sin una madre y con odio hacia mi misma, mi infancia estuve sola sin nadie en quien confiar, estuve apuntó de morir, mi vida se transformó en un infierno y sin siquiera esperarlo mi mundo cayó abajo. 

Hey Quitate Enana Where stories live. Discover now