84 Tu Sonrisa Me Hace Sonreír

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Había reflexionado sobre lo ocurrido anteriormente y prefería no besarlo.

—esta bien—susurró y lo miré—¿Continuamos?

—hola, guapo—habló una chica que se encontraba también en el agua mientras se acercaba al castaño.

Callan y yo la miramos, ella miró a Callan sonriendo coquetamente, miré a Callan y él me miró.

—yo me largo—murmuré nadando hacia la orilla para salir.

Mi ropa estaba empapada, había un poco de viento, sin embargo el día estaba soleado por lo tanto no tardaría en secarse, comencé a caminar sintiendo los pasos de alguien corriendo trás de mi, Callan corrió adelantándose para quedar frente a mi.

—¿A dónde vas?—preguntó confundido y lo fulmine con la mirada.

—a mi casa—dí media vuelta y continúe con mi camino.

—¿Celosa?—preguntó y me detuve en seco, me giré y lo miré.

—¿Celosa de qué?—pregunté cruzandome de brazos y comenzó a acercarse.

—esa chica no me interesa en lo más mínimo, la única que me interesa eres tú.

Sonreí.

¿Tenía celos? Esa era una pregunta que ni yo misma podía responder, no tendría por que estarlo, él y yo solo eramos amigos.

Subimos al remolino y eso fue suficiente para que mi miedo de subir a algún otro juego incrementara, la velocidad había sido tan fuerte que mi estómago rugía pidiéndome de comer.

—¿A quién le puede dar hambre después de subir a un juego como ese?—preguntó confundido mientras caminábamos hacia un carrito de hamburguesas.

—a mí—respondí normal llegando finalmente a mi destino en donde pedí una deliciosa hamburguesa con papas.

Luego de unos minutos el hombre terminó de hacerla y me la entregó, antes de que pudiera pagar el insolente con el que iba me detuvo y pagó para después guiñarme un ojo.

Nos giramos alejándonos y lo miré mal.

—yo iba a pagar, ¿Acaso crees que por ser mujer necesito que me paguen todo?

Sonrió—no,—susurró en mi oido—a la próxima tú pagas.

Algunas horas pasaron mientras disfrutamos de juegos menos extremos, hasta que una chica se subió al rascacielos con Callan apegándose demasiado a él.

Luego de que bajaran la chica le entregó algo que no alcancé a ver que era y después se fue, se acercó con una sonrisa y miré hacia otro lado.

—¿Qué?—preguntó y lo miré.

—¿Estuvo divertido?—pregunté con una sonrisa falsa.

—si—se encogió de hombros.

Moví los labios aguantando las ganas de soltarle alguna estupidez de la cual me arrepentiría después.

—¿Y por qué no la llamas?—solté finalmente mostrándome molesta.

—me dió su número—encogió los hombros.

Me dí media vuelta y comencé a caminar dejándolo atrás.

Eso no le daba el derecho de... ¡Ay soy una estúpida!

Espera un momento...

¿Por qué estoy molesta? Él es libre y puede hacer lo que quiera, si quiere salir con esa chica puede hacerlo, a mi no debería de importarme.

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