Hey Quitate Enana

10 Guerra De Comida

Luego de eso el timbre sonó, entramos a clases, tomé asiento junto a Liliana, la porquería humana volvió y se sentó en su lugar, cuando el maestro llegó me ordenó sentarme al lado de mi enemigo, no sin antes recalcar que ese sería mi lugar por el resto del año. Y eso paso en todas las demás clases gracias a que el era mi tutor, así que en pocas palabras mi lugar sería junto a el.

¿Que es lo peor que podría pasar? Aparte de todo lo que ya ha sucedido...
Di que al menos no fue tu funeral.
Gracias por el apoyo.
De nada.
¿No entiendes el sarcasmo?
No. Y tu no entiendes la raíz cuadrada.
¡Oye! Si no te callas te voy a..
¿Me vas a golpear? no me hagas reír, por favor soy tu conciencia.
¡Basta! Dejame concentrarme
¿Tu concentrándose? El fin del mundo se acerca.
¡Dejame en paz!
No.

—señorita Mckenzie... ¡Señorita Mckenzie!

—¿¡Que!?—grité alterada ante el evidente llamado de atención del maestro.

—¿Esta poniendo atención en mi clase?

—no...—murmuré y rápidamente recorde que estaba en clases—Quiero decir si.

—¿Segura?—asentí con la cabeza—por favor repita lo que acabo de decir.

—eh... Estaba diciéndonos que...—¿De que demonios estaba hablando?

Rápido, necesito tu ayuda
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No, ahora no, por favor en verdad te necesito.
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Se que te dije que te callaras, pero por favor.
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Bien pero cuando me necesites y no este...

—¿Señorita Mckenzie me va a decir lo que explique o no?—su tono era de molestia.

—¿La Revolución Mexicana?—excelente respuesta Yamileth.

—es clase de álgebra no de Historia—me miró amenazante pero para mí suerte el timbre de receso sonó y todos salimos corriendo.

¡Me salve! Sabía que Goku me escucha, quise decir Dios en verdad me escucha.
Eso es patético.
¿Ahora si te dignas a hablar?
Si espero y hayas entendido tu lección
¿Cual lección?
No me calles por que después necesitaras de mi ayuda.
Te odio.

—¿Vamos a la cafetería?—salí de mis pensamientos encontrando a Liliana frente a mi.

—claro, pero ¿Y Layla?

—ahí viene—apunto hacia la dirección en la que se acercaba la colorida.

—¡Aquí estoy!—exclamó sonriente llegando hasta nosotras.

—vamos.—caminamos hasta llegar a la cafetería, había una larga fila para comprar, nos formamos y comenzamos a conversar de nuestro fin de semana.

Voltee y pude ver a la porquería humana sentado con dos chicas, una en cada lado, al parecer una era la hermana de Liliana lo que hacía que también fuera prima de el. Y la otra chica era una de las que acompañaba a la zorra cuando nos golpearon a Layla y a mi, regresé mi vista hacia el frente, después de un buen rato haciendo fila pudimos comprar, nos sentamos en una mesa algo alejada para seguir conversando.

—de hecho fue tan genial pero no creo volver a repetirlo—Layla hablaba de lo bien que eran sus vacaciones cuando era niña.

—¿Y por que no?—preguntó Liliana.

—por que mi abuela ya no puede andar en patines.

—buen punto—afirmó la rubia—pero eso me dió una idea.