35 Guerra De Helados

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No me di cuenta de en qué momento se hizo tan noche, bajé a la cocina por un jugo, me encontré con Regina, nisiquiera la saludé, subí a la habitación nuevamente, me coloqué mi pijama y esperé para dormir.

***

El maldito despertador comenzó a sonar y lo apagué pidiendo cinco minutos más, alguien entró, escuché un pequeño sonido y pude ver algo brillante entrando aluzando la habitación.

—veo una luz, una luz brillante... es el foco ¡Apágalo! ¡Apagalo! ¡Mierda, Apagenlo!

Me caí al hermoso suelo con la sabanas, voltee y la puerta se cerró dejando ver una cabellera roja.

—Regina, hija de fruta—susurré.

Me levanté, me cambié, me hice una coleta, acomodé la cama y bajé encontrándome con Regina y mi padre sentados en la cocina desayunando.

—¡Tu encendiste la luz!—exclamé mirándola.

—¿De que me hablas?—se hizo la desentendida.

—¡Sabes perfectamente de que hablo!

—oh, ¿Hablas del foco?—preguntó hipócritamente—Lo siento, quería ir a levantarte, no quiero que llegues tarde al instituto.

—¡Me caí por tu culpa!—exclamé molesta.

—lo siento mucho,—dejo el tenedor sobre la mesa y llevó su mano derecha hacia su pecho—¿Estas bien?

—¡No! ¿Que haces en mi casa bruja?

—¡Yamileth!—exclamó mi padre llamando mi atención—No vuelvas a decirle esas cosas a Regina, ella solo quería ayudar.

—¡Gran ayuda!—exclamé sarcásticamente.

Subí a mi habitación, cogí la mochila, el celular, las llaves y los audífonos, bajé, salí de la casa y cerré de golpe la puerta para caminar hacia el instituto.

Al llegar al instituto lo primero que pude ver fue a Layla hablando con Ryder, se veían muy entretenidos, Ryder pareció notar mi presencia a unos metros de distancia por qué se alejó de ella para acercarse a mi.

—¡Hey! Tu—sonrió llegando hasta mi.

—¡Hey! Yo—comenzamos a reír.

—muy graciosa eh.

—me lo dicen siempre—miré el suelo—de hecho jamás me lo dicen.

—será mejor que no te lo digan.—rió y lo miré mal.

—¡Oye!—le di un pequeño golpe en el hombro.

—oye no me golpees, no es divertido—dijo mientras sobaba su hombro izquierdo con su mano derecha.

—para mi si—comencé a caminar hacia mi casillero.

—¿Vamos a tomar un helado saliendo?—lo escuché a mis espaldas.

—claro—sonreí.

El timbre para entrar a clases sonó y todos comenzaron a caminar apresuradamente hacía los salones, Ryder se despidió y se fué, guardé mis libros y caminé hacia el salón, al entrar el maestro ya había llegado.

—llega tarde Mckenzie—dijo mientras borraba la pizarra de lo que supuse era del día anterior.

—no, usted llego temprano—susurré mientras caminaba hacia mi lugar.

—¿Que dijo?

—nada—respondí rápidamente.

Tomé asiento junto a Callan y la clase dió inicio. 

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