93 Eres Una Enana

34.4K 2K 234
                                    

No supe como reaccionar, sólo me limité a rápidamente dar media vuelta, abrir la puerta de la casa y entrar cerrándola de golpe, me recargué en ella y respiré profundamente.

Ella había vuelto.

Se suponía que la había visto en el parque, incluso había recibido llamadas de ella pero no había sentido lo mismo que justo en ese momento. 

No lograba comprender como era que el miedo me consumía, tal vez era por que todos los recuerdos regresaban a mi mente en ese instante. El dolor seguía allí, no podía enfrentarla, aún tenía miedo.

Ella fue mi peor pesadilla por mucho tiempo y tal vez jamás dejo de serlo, siguió siendolo y quizás lo sería por siempre.

¿Qué hace ella aquí?

Una pregunta tan torpe. Estaba más que claro que ella había regresado. Había vuelto para terminar lo que dejo pendiente: acabar conmigo. 

Ella misma me lo había dicho.

Carlota estaba devuelta y esa vez no habría forma de escapar.

Me quería a mí. Quería terminar su trabajo, en tantos años no logro superar esa obsesión. Todo el tiempo siguió con lo mismo, y estaría dispuesta a hacer todo lo posible por destruirme, estaba tan segura de eso. 

Me sentía más sola que nunca, el miedo me carcomía y no sabía que hacer.

Durante toda la noche me quedé despierta, no quería cerrar los ojos por el miedo que sentía a que ella entrara y me atacara. Eso era estúpido para muchos pero para mi no era mas bien una precaución. Solo intentaba protegerme a mi misma de esa loca.

Pasé toda la noche cerca de las escaleras observando la puerta, de vez en cuando preparaba un café para no quedarme dormida, aunque eso no era muy necesario, con algo como algo como lo que estaba pasando no podía hacer nada mas que pensar, el sueño nisiquiera hacía acto de presencia y estaba bien así.

Dos días pasaron después de eso. No asistí al instituto y tampoco dormí, aún estaba intranquila, me sentía cansada y con sueño, no podía sentir ni un poco de paz dentro de mi al saber que ella estaba cerca, por mi cabeza solo habían preguntas que no tenían respuestas.

¿Desde cuándo me vigilaba? ¿Será consciente de que Georgina esta en prisión? ¿Por qué espero justamente hasta ahora? ¿Acaso no piensa dejarme en paz nunca?

Finalmente asistí al instituto, aunque eso no me daba más tranquilidad, solo quería distraerme un poco pero parecía imposible, observaba hacia todos lados con el miedo de que ella apareciera, mi aspecto no era el mejor. Olía mal, mi ropa estaba sucia, mi cabello enmarañado, y con mi mirada de miedo parecía una completa loca.

No le comenté a nadie lo ocurrido.

Algunos maestros mostraron un poco de preocupación por mi apariencia por lo cual tuve que mentir diciendo que estaba enferma y después de esa mentira agregué más para que fueran creíbles.

Tuvimos la clase libre debido a que el maestro de matemáticas no asistió.

Caminé apresuradamente hacia la biblioteca. No me gustaba leer por voluntad propia pero necesitaba alguna distracción, lo que menos quería en ese momento era pensar.

Alcé el brazo intentando bajar un libro que se encontraba en el estante de arriba pero mis intentos por bajarlo eran en vano, apesar de ponerme de puntillas no lograba alcanzarlo.

Por fin entendía por que esa palabra tan ofensiva hacia mí.

—¿Por qué tuve que nacer enana?—pregunté en susurro y observé un brazo por encima de mi alcanzando el libro que segundos antes intentaba bajar.

Hey Quitate Enana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora