47 No Estas Loca

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El la miró con una mezcla de sorpresa y decepción, ella sonrió inocentemente como una niña chiquita, yo observé sus cortadas, eran demasiadas, le llenaban el brazo izquierdo, sacudí mi cabeza de un lado a otro y llevé mi vista hacia otro lado.

—dijiste que ya no lo harías.—su tono era de decepción.

—las personas suelen decir muchas cosas—eso es muy cierto.

—pero... Esto te lastima, te haces daño a ti misma—su atención estaba completamente en ella.

—yo no me lastimo, las personas que lo hacen son quienes me rodean, yo solo busco la manera de sacar el dolor que llevo dentro gracias a lo que me hacen sentir.—su tono era igual al de una niña de diez años.

—¿Eso es lo que entiendes?—asintió como niña pequeña—las personas no quieren lastimarte, tú lo haces...—ella negó inmediatamente con la cabeza—¿De qué manera te lastiman?

—lo que hacen, lo que dicen, sus palabras...—lo miró—las palabras hieren.

El no dijo nada más y le pidió que se sentara en uno de los bancos en los que yo me encontraba y me indicó que me acercara y tomara asiento en dónde ella se encontraba anteriormente. La chica se sentó y comenzó a tocar su brazo recorriendo sus cortes, me levanté y me acerque a la silla en la que ella había estado segundos antes, tomé asiento, llevé mi vista hacia la chica quien parecía estar contando los cortes.

—¿Como has estado?—llevé mi vista hacia el.

Reí—bien. Seguramente mi padre ya te conto.—suspiré profundamente—Mi tía intentó matarme y lo más irónico es que no me hubiera dado cuenta jamás de sus intenciones y seguro ahora estaría tres metros bajo tierra—observé el escritorio—¿Como crees que me siento?—pregunté en susurro.

—no lo se, tu dímelo—levanté mi vista y lo miré—¿Quieres contarme por qué intentaste acabar con tu vida?

—¿Eso realmente importa?—asintió—lo estoy perdiendo todo,—dije—mi padre se va a casar, mi "amiga" tiró nuestra amistad a la basura, los recuerdos del pasado me invaden, los pensamientos me inundan y la vida me odia.

—la vida no te odia.

—si lo hace—dije cruzando los brazos—la vida es injusta y se ha encargado de destruirme lentamente.

—¿Por qué dices eso?—preguntó mientras recargaba sus codos en el escritorio.

—Por que es la verdad—fue lo único que se ocurrió responder.

Hubo silencio por aproximadamente un minuto hasta que el decidió volver a hablar—¿Que es lo que sientes ahora?

Miré hacia mi derecha y luego mi izquierda, divise el lugar, observé el escritorio, llevé mi vista hasta la puerta y lentamente la baje hacia el piso, subí la vista, miré a la chica quien no hacia ningún movimiento, lo miré a el quien esperaba mi respuesta, lo pensé por unos segundos.

—siento que ya no puedo más, no encuentro algo para seguir.

***

Me coloqué los audífonos y comencé a escuchar Addicted de simple plan. Me senté en la parada esperando el autobús, estaba concentrada solamente en la canción, pude sentir que alguien se sentó junto a mi, no observé quien era y seguí concentrada en la letra, sentí un ligero golpe en el hombro, voltee encontrando a mi lado a la chica que estaba con el psicólogo cuando llegué, me quité un audífono esperando a que hablara.

—hola—sonrió—mi nombre es Camile. ¿Y el tuyo?—la forma en la que hablaba era como si estuviera hablando una niña.

—Yamileth—respondí.

—¿Que edad tienes?—preguntó rápidamente. La miré, me quité el otro audífono y apagué la música.

—dieciséis, ¿Que edad tienes tu?—me intrigada el saber por qué se comportaba como una niña cuando parecía tener mi edad.

—dieciocho—asentí comprendiendo.

Observé y ningún autobús pasaba y lo que menos quería en ese momento era caminar, miré el suelo y pensé en pedir un taxi, no iba estar allí esperando hasta que un maldito autobús se dignara a llegar.

—Erick es muy guapo—soltó de la nada haciendo que llevará mi vista hasta ella nuevamente—demasiado guapo.—su tono fue cambiando—es una lastima que esto sea solo algo de paciente a psicólogo.—su tono no era el mismo que utilizó cuando estaba frente a el. En esos momentos se encontraba hablando como una chica normal ¿En que momento dejó de comportarse como una niña?

—tu no estas loca—me miró, sonrió pero no como una niña. Ella negó—¿Por que actúas como una niña?

—para estar cerca de Erick—respondió de lo mas normal, sacó un cigarrillo junto con un encendedor, encendió el cigarrillo, dejó que prendiera bien y apagó la pequeña llama—¿Quieres?—me pasó el cigarrillo y negué—bien,—llevó el cigarrillo hasta su boca y comenzó a fumarlo—antes de que preguntas dejame decirte que si, los cortes en mis muñecas son reales, lo que dije sobre las personas que me lastiman también lo es, pero no tengo mentalidad de una niña pequeña,—mi atención estaba completamente en ella—cuando conocí a Erick estuvo conmigo cuando más lo necesite, no me dejó sola ni un momento, me ayudó lo suficiente, hasta el punto en que me di cuenta de que no quería separarme de el, necesitaba estar cerca de el, así que decidí fingir estar un poco mal, ya sabes con mentalidad de una niña,—encogió los hombros—el sabe que estoy sola y que no tengo a nadie más y se que jamás me abandonaría—volvió a sonreír mientras me miraba—seré breve: Erick me gusta.

Me quedé sorprendida al escuchar sus palabras ¿Como es que alguien podía llegar a hacer eso?  

—debe ser una broma—susurré pero alcanzó a escucharme.

—no lo es—dió una calada a su cigarro—el ya sospecha algo pero no lo confirma aún, tarde o temprano se dará cuenta de todo—suspiró—no estoy obsesionada con el—aclaró mientras llevaba su vista hacia el frente—solo me gusta—apagó el cigarrillo, lo tiró al suelo y lo pisó con la suela de su zapato—pero al parecer no soy yo quien le interesa—se levantó y me miró.

Aún me encontraba analizando todo lo que acababa de decirme, ¿Cómo es que alguien podía llegar a ser capaz de hacer algo como eso con tal de estar cerca de otra persona?

Recordando lo que había hecho Georgina no dije nada.

—Te pido que no le digas nada por favor.—asentí con la cabeza—de cualquier forma a el le interesa alguien más—hizo una mueca—y acabo de conocer a esa persona.—sonrió—pásame tu número.

—¿Qué?—pregunté confundida—¿Para que quieres mi número? Nisiquiera nos conocemos.

—nos acabamos de conocer.

—justamente por eso, nos acabamos de conocer, no te daré mi número.

Rió—no soy una asesina serial o algo por el estilo, no tienes nada que temer—alcé una ceja—solo pásamelo.

Bufé y sin muchas ganas le pasé mi número, se que tenía la opción de darle un número falso pero me daba algo de curiosidad saber acerca de esa chica.

Era extraño pero me intrigaba conocerla.

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