33 No Fue Una Pesadilla

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Mi conciencia no era quien me pedía que corriera pero entonces ¿Qué era lo que lo hacía?

Bajé el escalón que había subido y corrí hacia la puerta, la jale con fuerza pero no abrió, busqué las llaves las cuales se encontraban sobre la mesita frente al sofá, las metí al picaporte pero la puerta seguía sin abrir, jale la puerta lo más fuerte que pude pero esta no abría.

Escuché como algo cayó de las escaleras y se quebró. Me voltee y con mucho miedo comencé a acercarme aún con la linterna encendida. 

Desearía que esto fuera una pesadilla.

Me pellizque el brazo y me dolió, ahí comprendí que no era una pesadilla, era la realidad. Estaba temblando, tenía mucho miedo.

—¿Hay alguien ahí?—apenas y podía hablar.

Sentí como alguien se posicionaba detrás de mi, su respiración era agitada y me llegaba a la nuca. Estaba temblando, el miedo me inundaba, temblorosamente y con mucho miedo di media vuelta y de pronto sentí un fuerte golpe en la frente.

***

Abrí lentamente los ojos y ví a un hombre desconocido frente a mi.

—despertaste,—afirmó—¿Como te sientes.?— preguntó el hombre de edad avanzada mirándome.

—¿Quien es usted?—pregunté confundida.

—soy el doctor Marshall, pero dime ¿Como te encuentras?

—bien... Creo,—hice un mueca—me duele la cabeza.

—¿Que fue lo que pasó?—preguntó con interés.

—no lo recuerdo.—respondí, el hombre asintió para después salir y mi padre entró segundos después.

—¿Como estas?—preguntó mientras entraba a la habitación—¿Que fue lo que pasó?

—no lo se, no lo recuerdo.

Unas horas después salimos del consultorio, el doctor me indicó que pastillas debía tomar para el dolor, regresamos a casa, habían cosas tiradas, una fotografía mía se encontraba rota, los vidrios estaban esparcidos.

Observé la fotografía, me la habían tomado el día de mi cumpleaños número 5, no tenía muchas fotos de cuando era niña, esa una de las pocas que existían.

La fotografía estaba arrugada como si después de haberse quebrado el marco alguien la hubiera doblado y arrugado.

De inmediato vino a mi cabeza lo que había sucedido, le conté a mi padre y le dije que lo último que recordaba era haber sentido un fuerte golpe en la frente... Pero no me creyó.

—deberías descansar, tal vez solo te golpeaste y no lo recuerdas.—abrí la boca para responder pero no dije nada—limpiare el desorden. 

Al subir a mi habitación todo parecía estar en orden, ¿Y entonces, que había sido las cosas que escuché que caían? Sé que no fue un sueño o una alucinación mía, fue real.

***

El domingo había llegado, me encontraba haciendo tarea, cuando finalmente terminé bajé hacía la sala, intenté no hacer ruido al escuchar a mi padre y tía hablando en la cocina sobre mi.

Hey Quitate Enana Where stories live. Discover now