1 Hey Quitate Enana

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Me encontraba soñando con mi crush Andrew Garfield hasta que el despertador sonó interrumpiendo mi sueño, maldijé por lo bajo mientras me giraba sobre la cama, lo apagué y me quedé mirándolo por algunos segundos, finalmente me decidí por levantarme, colocándome los tenis mal acomodados, me dirigí al baño, tomé una corta ducha de unos quince minutos, me cambié decidiendo por unos jeans negros y una playera verde—nunca fui buena combinando cosas—salí del baño y de la habitación para bajar las escaleras hasta llegar a la cocina, me disponía a desayunar y me encontré con una nota.

»Hija fui a trabajar, el desayuno esta hecho. Lamento no acompañarte en tu primer día de clases pero no puedo llegar tarde.
Te quiero.
Atte: tu padre.«

Dejé la nota sobre la mesa, tomé un jugo y una galleta que me encontré en el plato que estaba en medio de la mesa, salí y caminé un poco para llegar al baño, cepillé mis dientes, me miré en el espejo y suspiré.

No lo hacia por mi, lo hacia por mi padre.

Salí cerrando la puerta y me acerqué al sofá que se encontraba a mitad de la sala, era un sofá rojo, mi padre quería conservarlo pero no sabía el por que, cogí la mochila que estaba en el suelo,—a un lado del sofá—las llaves de la casa y salí, miré hacia todos lados y comencé a caminar hacia donde me habían dicho que se encontraba el instituto, me llevó aproximadamente diez minutos llegar, observé el lugar. Adolescentes por todos lados, autos mal estacionados, abusadores molestando a los mas débiles.

A unos cuantos pasos de distancia logré ubicar a una chica con pinta de bad girl, vestía totalmente de negro, su cabello estaba teñido de morado fosforescente, alcé ambas cejas y tomé una bocanada de aire para comenzar a acercarme a ella.

—oye disculpa, ¿Podrías decirme donde esta la dirección?—pregunté intentando sonar amable.

Se giró a mirarme mostrando total seriedad—¿tengo cara de agenda?—preguntó con molestía.

—eh...—respiré profundamente—no.

—hasta el final—dijó sin importancia.

—gracias—sonreí intentando verme agradecida pero siguió sin mostrar alguna expresión.

—si, si, como sea—dió media vuelta y comenzó a alejarse.

Guao que amabilidad.

Miré a mi alrededor, me sentía como un bicho raro, era un nuevo instituto, habrían nuevos compañeros y maestros. No podía sentirme tan normal.

Suspiré profundamente y caminé hacia la entrada de la instalación, habían mas alumnos que los que se encontraban afuera, me aferré a la mochila y caminé entre la multitud hasta llegar al final del pasillo donde finalmente encontré una puerta que decía "dirección" golpeé levemente la puerta antes de entrar.

—adelante—indicó una voz femenina—¿en que puedo ayudarla?—preguntó una mujer de aparentemente cuarenta y cinco años en cuanto entré.

—disculpe, soy nueva y quisiera saber que clases me tocan—dije extendiéndole la hoja que le habían entregado a mi padre a lo que rápidamente la cogió para visualizarla.

—algebra es su primer clase, al principio del pasillo, suba las escaleras y me espera allí, yo la llevaré a su clase, la alcanzo en cinco minutos.

—bien.

Salí y me dirigí al principio del pasillo pasando nuevamente por entre la multitud, la mayoría comenzó a entrar a los salones por el timbre que sonó, aunque eso no quitaba el hecho de que aún habían demasiados alumnos, comencé a caminar sintiendo los empujones hasta que sentí que alguien me empujó tan fuerte—haciéndome para adelante—que casi me caigo al suelo.

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