81 La Villana De Este Cuento De Hadas

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Me separé de él y llevé mi vista hacia la ventana del auto.

No era correcto, no estaba nada bien lo que había hecho, no eran mis intenciones pero sentía que estaba jugando con dos chicos maravillosos que no se lo merecían.

—¿Podemos irnos?—pregunté sin siquiera mirarlo y encendió el auto.

El recorrido no fue muy largo, duró aproximadamente cinco minutos en los que estuvimos en silencio ante la incomodidad que había sucedido momentos antes.

Al llegar bajé del auto agradeciendo casi en susurro.

—¿Te acompaño?—preguntó y asentí con la cabeza girandome.

Me acerqué a la puerta seguida por Christian y la miré, respiré profundamente y golpeé levemente, miré a Christian e inmediatamente regresé la vista a hacía el frente.

La puerta no demoró en ser abierta dejando ver a mi padre quien se encontraba igual a como estaba antes.

—hija...

—gracias Christian—murmuré entrando a la casa.

Caminé hacia las escaleras y luego de unos segundos escuché como cerró la puerta, me detuve por algunos segundos y comencé a subir los primeros escalones.

—Yamileth—lo escuché decir llamando mi atención, paré en seco en el tercer escalón y me mantuve ahí sin mirarlo—salí a buscarte pero no te encontré, necesitamos hablar.

—yo no tengo nada de que hablar contigo—susurré.

Aún me sentía mal, pero la discusión de esa tarde me provocaba un dolor más grande. .

—lo siento—su voz era casi inaudible.

Agaché la cabeza llevando la vista a mis zapatos, parpadeé algunas veces y levanté nuevamente la cabeza girandome para mirarlo. 

—¿Qué sientes?—pregunté—¿Qué yo te haya quitado a todas las personas que querías? ¿O qué yo sea una asesina para ti?

—no—habló inmediatamente mirándome—siento tantas cosas, pero la principal es no haber estado contigo, haberte dejado sola expuesta a los peligros de la vida desde que eras una niña, llamarte por algo que no eras solo por el dolor que sentía.

Mirar a mi padre frente a mi hablando con la voz entrecortada diciendo que lo sentía era algo nuevo para mí.

Yo quería a mi padre pero el dolor que había sentido ante las palabras de Georgina me confundían.

Mis emociones estaban regadas por todos lados, la única que se encontraba en mi era la tristeza.

Bajé un escalón para acercarme a él. 

—perdóname... Destruí tu vida, te lastimé sin siquiera saberlo, yo soy quien te ha provocado el dolor más grande, perdí a dos mujeres a las que amé y por enfocarme en eso no me dí cuenta de que también te estaba perdiendo a tí.

—papá... 

Los ojos me picaban al escucharlo y verlo mostrando sus sentimientos.

—eres lo único que tengo y no quiero perderte—apreté los ojos reprimiendo las lágrimas que amenazaban con salir—no eres una asesina, ni un monstruo, yo lo soy por llamarte así antes de conocerte, tú no eres culpable de nada, es así como el destino decidió las cosas y no lo puedo cambiar, eres lo único que me importa ahora, eres todo para mí.

Bajé los otros dos escalones y olvidando el dolor físico y emocional corrí como pude hacia él y lo abracé mientras me correspondía.

—papá—hablé—tú también eres todo para mí—susurré sin poder seguir reprimiendo las lágrimas.

Hey Quitate Enana Where stories live. Discover now