8 Osos Pandas

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¿Acaso dijo que era mi novio? 
No tonta, dijo que era spiderman.
¿Por qué me molestas?
No lo se. Soy tu subconciente, trato de evitar que sigas haciendo tonterías.
Te odio...

Miré a Jason quien solo sonrió, el excremento viviente rodó los ojos, dió media vuelta y comenzó a alejarse, subió a su moto y rápidamente se fue, respiré profundamente y me di cuenta de que medio instituto había contemplado la escena.

—¿Nos vamos?—asentí, me coloque el casco, subí a la moto de Jason con miedo a matarme y lo cogí de la playera hasta que llegamos a casa, bajé, abrí la puerta de la casa pero antes de entrar la duda me invadió.

—¿Por que dijiste que eras mi novio?—pregunté de golpe, el sonrió y se acercó a mi.

—quería que supieran que no estas sola y me tienes a mi.

—gracias—lo abracé y cuando me di cuenta de eso lo solté de inmediato, sentí como mis mejillas ardían—lo siento.

—no te preocupes—mantenía su hermosa sonrisa.

—¿Aún iremos al cine?

—claro.

—me baño y te veo enseguida—el asintió y finalmente entré a la casa, dejé la mochila llena de pintura en el suelo, corrí hacia el baño, tomé una ducha un poco más larga de lo habitual, la pintura tardó un buen rato para salir de mi cabello, me cambié, cepillé un poco mi cabello y bajé, aparentemente no había nadie en casa así que solo cogí mi celular, las llaves, dinero y salí. Jason se encontraba afuera limpiando su moto.

—¿Lista?—miré su moto y pasé saliva.

—¿Para morir?—he de admitir que tengo un ligero miedo hacia las motos.

Rió—para ir al cine.—asentí y subí después de que el lo hiciera.

***

El dejó que escogiera la película, me deje guiar por la portada la cual era una payaso sonriendo, mala idea la mía por qué imaginé que se trataría de comedia cuando en realidad era terror psicológico.

—pensé que era comedia—susurré pero Jason alcanzó a escucharme.

—¿Como puede ser comedia un payaso con una sonrisa maléfica cargando un cuchillo en su mano y una mirada de asesino serial?

—yo no pensé en eso...—de la nada el payaso salió d eun rincón y asesino sin piedad a una mujer lo cual hizo que tirará un grito muy fuerte haciendo que las personas comenzarán a quejarse y pedirme que me callara.

Traté de mantenerme en silencio hasta que el payaso acercó el cuchillo a la cabeza de un bebe.

—¡Me largo de aquí!—exclamé y salí casi corriendo de la sala, estaba alterada. Las personas que pasaban por allí se me quedaban viendo de manera muy extraña.

Me detuvé después de alejarme lo suficiente—casi corriendo—y me di cuenta que había llegado hasta el centro comercial, me quedé observando a mi alrededor hasta que ví a unos tipos con botargas de osos pandas.

—panditas—reí, escuché como alguien gritaba mi nombre, me giré y visualice a Jason quien corría hacia mi.

—¿Que fue eso?—preguntó haciendo referencia a lo que había sucedido en el cine.

—lo siento, creo que no soy muy tolerable con el terror.

—esta bien—asintió lentamente con la cabeza.

Llevé mi mirada nuevamente hacía las botargas, me gustaban mucho los osos pandas.

—¿Te gustan los pandas?—preguntó y salí del trance en el que me encontraba.

—me encantan.—en ocasiones podía llegar a actuar como una niña pequeña, quizás no razonaba d ella mejor manera.

Me di cuenta de que portaban las botargas por que allí había una tienda donde vendían peluches. Inmediatamente entré a la tienda y cogí un oso panda de peluche el cual tenía consigo una camiseta roja y lo llevé hasta la caja para pagar. Pero Jason fue tan inoportuno que antes de que yo pudiera pagarlo el lo hizo.

—oye—crucé los brazos.

Su hermosa sonrisa lo hacia tan perfecto—es para ti—dijo mientras salíamos de la tienda.

—Jason...—intenté hablar.

—tomalo como un regalo.—un regalo que después pagaras.

—no puedo aceptarlo.

—¿Por que no?

—apenas me conoces.

***

Jason me convenció de aceptar el peluche ¿Y como no hacerlo? Si era hermoso.

Luego de recorrer el centro comercial me llevó a casa. 
 

—gracias.

—no tienes que agradecer, en todo caso yo debo agradecer que salieras conmigo.

—¿Como decirte que no? Si eres tan lindo...—me tapé la boca al darme cuenta de lo que había dicho—quise decir... Ah...—no tenía ni la más mínima idea de cómo excusar lo que acababa de decir.

—tu también eres linda—sentí como me ponía igual o hasta más roja que un tomate.

—gracias por el panda.

—no es nada—se acercó un poco más a mi dejando una distancia muy corta entre los dos—se que no conozco mucho de ti pero para serte sincero, creo que... Me gustas.

Hey Quitate Enana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora