24 Horas Después

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Si, ya suponía eso. Y aunque no quería estar enfadado con su familia, sentía que no podía volver a confiar en ellos, después de haberle estado ocultando algo tan grande, durante toda su vida. No era justo que lo hubiesen hecho, pese a que su idea era protegerlo.

--Nosotros te amamos, Noah. Y eso nos llevo a tomar una decisión en cierto momento de tu vida, y creímos que era la acertada. Nunca lo hicimos para hacerte daño, al revés.

--Lo sé, papa, pero ahora no soy capaz de confiar en vosotros.

--Es comprensible.

Sonriendo con tristeza, sintiendo un enorme nudo en su garganta, cerró sus ojos y maldijo fuerte y alto.

--Lo siento, Noah.

--No te disculpes. No lo hagas, solo consigues que me sienta peor, por haberle gritado a mama.

--Ella te ama, hijo. Te amamos, y comprendemos que necesitas tiempo para venir a nosotros y solucionar las cosas. Solo prométeme que lo harás.

Tragándose la bola de emociones que parecía estar atascada en su garganta, respiro todo lo que pudo a través de su nariz y asintió. Acordándose de que el hombre estaba al otro lado de una línea telefónico y que no podía verle, separo sus labios listo para contestar, cuando su padre le interrumpió.

--Hay algo más que quiero decirte...

--¡Oh Dios! ¿Qué?

Aquel murmullo ligeramente aterrado, fue recompensado con una pequeña risita por parte de su padre, que aligero un poco el ambiente.

--Tu madre me dijo que había ido para comunicarle algo y que ella saco el tema de los bebes. Solo quería decir que...

--¡No hay bebes!

Exclamo, con los dientes apretados por el hecho de que su padre también sacara ese tema a coloración. Estaba un poco harto sobre ello, pero realmente no esperaba las palabras que el hombre le dedico.

--Tu ceguera no es hereditaria. Como no lo es el virus. Puedes tener tantos hijos como quieras... como Emma quiera darte.

Esa corrección echa en un último momento, le hizo gracia. Sabía por que había corregido la frase. Dado que era ella quien pasaba por todo el proceso de embarazo y parto, era justo que fuese ella quien ponía el alto. Si era uno, bien. Si quería más de uno... bueno, ya vería. Por lo menos, eso solucionaba la parte de su descendencia, aunque eso seguía siendo un tema tabú. Al menos por el momento. Y aunque él decía que no lo heredaría su hijo o hija, no estaba seguro de que eso fuese verdad. Así que hasta que no estuviese cien por cien seguro sobre el tema, el señor preservativo, sería su mejor aliado a la hora de hacer el amor con Emma. Y si decidía dar el paso, con la única que lo haría, seria con ella. Y solo con ella.

***

Noah llevaba encerrado en su despacho dos horas enteras. No tenía ni idea de que era lo que estaba hablando con su padre... bueno, sí que lo sabía. Había llamado a Jeremía, para saber que ocurrió cuando era pequeño. Y lo entendía. Estaba en su derecho de saber de una vez y por todas, todos los detalles que acontecieron aquel momento de su vida, cuando solo era un pequeño de dos años. Un niño que no tenía por qué haber sufrido la pérdida de un sentido tan importante como la visión, pero que sin embargo, no le hicieron menos niño y sin ninguna duda, no lo volvió menos hombre.

Ella amaba y respectaba a Noah por cómo se desenvolvía en el día a día. Era increíble la capacidad sensorial de una persona, cuando perdía un sentido. Los otros estaban dos veces más agudizados de lo normal, y era increíble estar a su alrededor cuando desplegaba toda aquella habilidad de percepción.

Cuidaré de tiWhere stories live. Discover now