—Ya vamos en un minuto—contestó Egon desde el interior. Su voz era ronca y temblorosa. A Austin le hubiese gustado entrar y preguntar qué pasaba, pero sabía que sus amigos estaban teniendo una charla importante, por lo que asintió sabiendo que no miraban y bajó con los otros. Dentro de la recámara, la pareja estaba situada cerca de una ventana contemplando el bello manto de nieve en la calle. Egon la abrazaba por detrás y ella tenía recargada su cabeza en el pecho de él. Estaban pasando los únicos minutos de tranquilidad que les quedaba y querían disfrutarlo al máximo.

—¿A dónde quieres ir, mi bella dama?

—¿A dónde quiero ir?

—Sí. A pasar las últimas semanas de embarazo.

—A un lugar cálido. Hace mucho frío.

—¿Vamos a Arizona?

—Me parece buena idea—Shelby sonrió. Egon la besó en el cuello y ella cerró los ojos, sintiendo su húmeda y deliciosa boca recorrerle la piel tan delicadamente.

—Vamos a estar bien—le aseguró él, al tiempo que la sujetaba suavemente de los hombros para darle la vuelta y besarla en los labios. Shelby suspiró con tranquilidad y dejó que Egon la abrazara con sus fuertes brazos, haciéndola sentir segura.

—Vaya, vaya. Es una ternura total ver cómo has cambiado, querido primo, y todo por una zorra norteamericana.

La voz rasposa y profunda que surgió a continuación heló la sangre de Shelby y de Egon en un segundo. Había hecho acto de presencia de la nada, había aparecido como un maldito fantasma. Norman White se hallaba en la misma habitación que ellos. Egon; apretando la mandíbula, apartó a Shelby, colocándola detrás de él y se volvió para encarar al rubio de ojos grises que le sonreía con demencia en el umbral de la puerta. En sus manos portaba una M16 que obviamente estaba cargada. El hecho de que portara una magnífica arma no era el problema, sino que Egon estaba desarmado y tenía a Shelby agazapada a su espalda en un estado de salud delicado y no podía arriesgarse a que ella saliera herida por su culpa. Guardó la compostura tras oír un chillido por parte de su prometida cerca de su oreja.

—Tranquila—dijo en un susurro— ¿por qué no sales de la habitación, mi bella dama?

—Ella saldrá de aquí solamente con un tiro en la cabeza—siseó Norman con su amplia sonrisa. Egon tensó más la mandíbula y fulminó al rubio con los ojos, cuyas miradas de acero se cruzaron y Shelby temió lo peor.

—¿Qué estás haciendo aquí? —espetó Egon, lo más tranquilo posible. Empujó a Shelby a la pared y él se plantó frente a ella, cubriendo su cuerpo lo más que pudo.

—Por supuesto que no estoy aquí para charlar.

—De eso me he dado cuenta—replicó Egon—entonces dime la verdadera razón de tu desagradable visita.

—Ya sabes a qué he venido—musitó el rubio, acomodándose la M16 sobre el hombro—vine a matar a cada uno de ustedes. Es una lástima que Shelby esté embarazada porque ni ella, ni tú y tampoco tu hijo va a sobrevivir este día.

—¿Por qué no nos dejas en paz? Vive tu maldita vida, Norman—masculló Shelby, asomando la cabeza por encima del hombro de Egon.

—Son órdenes, guapa. Además, si te dejo ir, ¿a dónde irás? Egon estará muerto, y tú no tienes a tu madre a quién recurrir.

—¿Por qué mencionas a mi madre? —algo dentro de ella dio un vuelco.

—Tus padres están prisioneros en Austria bajo las órdenes de mi jefe, Marlon Blake. Y teniendo en cuenta que van a ser ejecutados dentro de poco, tengo que matar a la familia completa.

Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)Where stories live. Discover now