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La ira se apoderó del cuerpo de Egon tras escuchar la voz de Norman a través del teléfono.

—Sé que estás ahí, Allen.

—¿Quién te dio mi número y cómo es que no estás muerto?

—¿Recuerdas que somos criminales, primo?

—No me digas primo ni ningún tipo de ridiculez.

—Lo somos—río secamente y eso provocó que Egon apretara los puños.

—¿Cómo demonios sigues vivo?

—Tenemos muchas vidas, Egon, no lo olvides—bromeó.

—¿Y cómo conseguiste mi número? Y dime la verdad, idiota.

—Mira, yo solo cumplo órdenes y aquí hay alguien que anhela tanto hablar contigo.

Egon frunció el entrecejo y miró a Shelby con extrañeza en lo que esperaba a esa persona.

"¿Qué pasa?", susurró Shelby y él le acarició la cara con delicadeza.

"No lo sé", respondió sin pronunciar palabra alguna.

—Hola, Peitz. Tanto tiempo sin saber de ti, reverendo imbécil y traicionero idiota.

A Egon se le subieron los colores. Respiró hondo y siseó lentamente: —Ya no tengo nada que ver contigo, Blake.

Shelby entornó los ojos y retrocedió. Se apresuró a ponerse la ropa y a pasarle la de Egon para que también se vistiera. Ambos se cambiaron como pudieron por si en caso tenían que huir de ahí.

—Escucha, bastardo—sentenció Marlon con voz venenosa—la chica con la que andas cogiendo es la hija de mi peor enemigo, así que te prohíbo que sigas tratándola.

—Cuida tu boca—Egon tuvo demasiado autocontrol para no perder la cabeza. La mano de Shelby que estaba afianzada a la suya hizo que se calmara un poco.

—Entonces es cierto que andas cogiendo todavía con esa infeliz muchacha.

—¡Cállate! —gruñó Egon, tensando las venas de su cuello y frente.

—La verdad es que no me importa si te gusta, simplemente por el hecho que sea hija de mi enemigo, la detesto y te ordeno que la asesines o si no, lo haré yo.

—Atrévete a venir, Blake. Solo inténtalo.

—No fue difícil encontrar tu ubicación; así que haz lo que te ordené o no querrás ver morir a tu noviecita lentamente frente a tus ojos. Tienes veinticuatro horas y obedeces, te perdonaré la vida—la línea quedó muda y Egon se quedó mirando la pared con el teléfono aún pegado a su oreja. Shelby lo tomó de la cara para obligarlo a verla y se dio cuenta que los ojos de Egon estaban encendidos en llamas de locura y rabia. Tenía la misma mirada asesina de cuando lo vio por primera vez en aquella prisión de Austria.

—¿Egon? —murmuró ella, con cautela.

—Debemos irnos ya—dijo él y se apartó rápidamente de ella.

—¿Fue tu antiguo jefe quién llamó?

—Lamentablemente sí. Ahora ve a avisarle a los demás que nos largamos.

Shelby, aturdida, se alisó bien los pantalones y se recogió el cabello antes de salir y llamar a las habitaciones continúas. Mientras tanto, Egon se sentó en la cama con la vista perdida. ¿Cómo carajos Blake había descubierto su ubicación y número de teléfono? ¿Y por qué Norman estaba vivo? Egon pensaba que su primo estaba en coma, a punto de morir. De repente, el asqueroso teléfono volvió a sonar y él se levantó de un salto para atenderlo. Era otro número desconocido, pero diferente al anterior. Se aclaró la garganta y respondió.

Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora