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«Norman White» [PERSPECTIVA NARRADA POR ÉL]

¿Quién iba a imaginar que la pequeña zorra que me propició una paliza sería la amiga de Lola y mejor aún, que estaría sentada a poca distancia de mí, en el asiento trasero del coche del bastardo de Rex? Shelby Cash. Así era como se llamaba. Fabuloso. Sonreí amistosamente cuando ella clavó sus ojos mieles en los míos. Era una oportunidad gloriosa para hacerle pagar lo que me hizo.

—¿Dónde conociste a Lola? Ella nunca me contó nada sobre tener un nuevo amigo de Austria—me preguntó con interés y percibí un dejo de insistencia en su voz. ¿Me había reconocido? No. No podía ser, porque ya me hubiera vuelto a golpear, por lo que me limité a desviar la mirada al cristal. Lola, afortunadamente, había apagado la luz otra vez y conversaba con su novio sin prestarnos la más mínima atención.

—La conocí en el aeropuerto. Yo no sabía mucho inglés y ella fue de gran ayuda.

—¿Tiene mucho que viniste?

—Tiene unos días.

Ella no replicó ni hizo el ademán de querer continuar con la conversación y yo me apresuré a abrir el cristal y respirar el aire nocturno.

—¿Qué te pasó en la cabeza? —le oí preguntar.

—Unos delincuentes lo golpearon el día del apagón—respondió Lola antes que yo y bufé.

—No eres el único que recibió una paliza esa noche—repuso Shelby, ignorando por completo a Lola. Sonreí a mis adentros y la miré por unos segundos—entraron a saquear mi casa.

—Esos malditos criminales solo buscan provocar perjuicios—me lamenté. Mi voz se suavizó y ella asintió.

—¿Qué te parece, eh Shelby? También tengo un amigo de Austria—alardeó Lola de repente y yo la escuché con atención.

—Supongo que te felicito—se encogió de hombros.

—Ahora no eres la única que tiene un amigo de ese país—canturreó Lola con excitación y yo miré a la chica que estaba junto a mí con mucho interés. Se me hizo extraño que ella también tuviese un "nuevo" amigo austríaco tal y como Lola me tenía a mí. Lo primero que pensé fue el estúpido de Peitz, pero la absurda idea abandonó mis pensamientos cuando Lola replicó.

—Y hablando de Douglas, tu querido amigo austríaco—su voz era totalmente desagradable— ¿Dónde se encuentra él?

Resoplé con aburrimiento y abandoné todo indicio de interés en la conversación de ambas féminas. Incluso Trenton puso los ojos en blanco cuando ellas dos casi se pusieron a discutir con sarcasmos disfrazados de amabilidad. Vaya amistad tan ridícula. ¿Quién infiernos se llevaría con alguien que no soportaba? Era estúpido, pero de igual manera, ellas eran idiotas. De pronto, una súper y magnífica idea me cruzó en la cabeza. Shelby Cash irradiaba la misma frialdad que yo, la misma tenacidad para defenderse y la misma brutalidad para golpear a sus víctimas. No estaría mal que yo intentase ser su amigo solo para engatusarla de ir conmigo a Austria y así poder entregársela a Marlon. Pero no sin antes haberla disfrutado a mi antojo. Sonreí lobunamente cuando el coche se detuvo frente a una discoteca repleta de personas de diversas edades. Me apresuré a bajar enseguida y escruté a mi alrededor para ubicarme. No me sentía del todo bien, pero decidí que sería buena idea despejarme un rato de esa aburrida casa. Lola me dedicó una sonrisa seductora al tiempo que agarraba la mano de Rex con sensualidad. Gesto que me provocó arcadas. Sacudí levemente la cabeza y me topé con los ojos de Shelby, quién me escudriñaba el rostro sin escrúpulos. Enfadado, hice una mueca de fastidio y alcancé a Lola sin esperar a la chica que siguió mirándome aun estando de espaldas a ella. Había una extensa fila para poder acceder. Pasaban alrededor de cinco personas y luego nos deteníamos. Sentí una eternidad hasta que fue nuestro turno y al parecer, Trenton era amigo del encargado de la puerta, puesto a que se saludaron amistosamente y nos dejaron pasar sin ningún tipo de problema. Avancé unos pasos dentro de la estancia y aspiré el delicioso aroma del tabaco. Detestaba esa clase de lugares, pero amaba el licor y los cigarrillos. El humo flotaba en el aire. Y las diversas luces de colores me hacían parpadear y bizquear los ojos repetidas veces. Caminé entre las personas que bailaban excitadas en el centro de la discoteca, bajo la típica bola plateada que giraba sobre sus cabezas y ocupé el sitio cálido que quedaba libre en la barra del mini bar de la discoteca. A pesar de que la música no era mi estilo y eran desconocidas para mi cerebro, al poco rato me encontré bebiendo tequila y moviendo los pies al ritmo de las canciones que desconocía. No era de esperar que yo no le echase un vistazo rápido a las decenas de chicas que bailaban a unos cuantos pasos. Sabían moverse bastante bien e incluso había un par de chicas que desde que me senté en la barra, no habían dejado de mirarme. Les envié una mirada seductora y una de ellas me llamó con el dedo. Bebí mi último trago de tequila, con la intención de tener sexo sucio esa noche, cuando de pronto; el rostro de Shelby Cash apareció frente a mí, deteniéndome abruptamente.

Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora