41

11.3K 792 114
                                    

Correr detrás de su hermanastra luego de haberle confesado que era posible que su novio estaba muerto, no era lo suyo y más aún en su estado delicado de salud, pero lo hizo. Corrió tras Caroline lo más rápido que sus débiles y delgadas piernas la dejaron. Ninguna de las dos se detuvo hasta que se dieron cuenta que habían llegado a Central Park en cuestión de poco tiempo. Shelby aprovechó que Caroline aminoraba el pasó devastada y la alcanzó hiperventilando. El sudor pegajoso de la carrera la tenía exhausta.

—Detente un momento—jadeó y la sujetó con fuerza del hombro, impidiendo que retomara otra carrera estúpida y sin sentido.

—Necesito encontrarlo. A lo mejor está en problemas y yo... —farfulló con desesperación y en sus ojos había de todo, menos cordura.

—La policía hará su trabajo—la tranquilizó.

—No entiendo por qué sus padres no me dijeron nada—se lamentó y se dejó caer en la acera de la calle y Shelby le hizo compañía estando de pie y de espaldas al sol.

—Mamá lo decidió. Y bueno, me eligió a mí para decírtelo; algo cruel, pero no queríamos que te pusieras como ahora.

— ¿Cómo quieres que no me ponga como una desquiciada? ¡Algo le sucedió al amor de mi vida!

—Correr como una idiota hasta aquí no soluciona nada, además, yo sigo delicada por mi herida—le señaló el vendaje, pero Caroline ni si quiera la miró—corrí tras de ti solo para sofocarme.

—Vuelve a casa—le oyó decir. Su voz estaba vacía y mecánica.

—Le hablaré a mamá...

Y recordó que había salido corriendo sin su teléfono. Tampoco tenía efectivo.

— ¿Tienes alguna moneda?

—Tengo el corazón hecho pedazos.

Shelby puso los ojos en blanco y se sentó junto a su hermana.

— ¿Dónde encontraron su auto? —quiso saber Caroline, tratando de guardar la compostura.

—No lo sé. Estamos en Central Park, supongo que por aquí —miró a todos lados y se sorprendió no ver a un montón de policías aún. Y cuando pensó en los policías, se le erizó la piel de solo pensar en Norman libre.

—Shelby, si algo le pasa a Evan, yo me muero—prometió. Se volvió para verle el rostro y se encontró con la cara de Caroline a punto de llorar.

—Todo estará bien—dijo, sabiendo que era una completa mentira. A veces una mentira era menos dolorosa que la verdad. Dejó que su hermanastra llorara a sus anchas en su hombro. La luz del día fue opacándose a medida que transcurrió el tiempo. La oscuridad fue haciéndose presente y Shelby comprendió que era hora de volver.

—No quiero irme—se negó Caroline con determinación.

—Bueno, yo sí me voy—se levantó de un salto, sintiendo que su trasero estuvo a punto de quedarse pegado al asfalto de tanto tiempo que se quedó sentada y se sintió bien al mover su cuerpo.

—Estás lejos de casa. No puedo permitir que regreses sola, no después de lo de Evan—sorbió por la nariz y se puso en pie con dificultad—si nos van a raptar, será a las dos o nada.

Cuando ya se encontraban de vuelta, unas luces de un coche las iluminó por completo y sin mirar atrás, avanzaron más rápido, llenas de temor.

—Eh, chicas. Soy yo, Trenton Rex.

Shelby sintió que su corazón dejaba de latir como una bestia dentro de su pecho y que a continuación se relajaba. Nunca había estado tan feliz de verlo en su vida. Caroline miró de soslayo a Trenton dentro de su Volvo y fingió que miraba algo en sus zapatos mientras Shelby se acercaba a la ventana.

Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora