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Shelby Cash se encontraba de camino a la Universidad en su viejo escarabajo de tono aceitunado que dos años atrás su padre le había obsequiado por haber entrado a la Universidad más prestigiosa del país; aunque ella se mostró emocionada y agradecida, en su mente solo albergaba las ganas de poder comprar un coche de verdad. Nuevo y llamativo. Aparcó cuidadosamente entre un flamante Volvo rojo y un Audi negro perfectamente encerado. Maldijo entre dientes al ver a través del espejo retrovisor que el dueño del Volvo se aproximaba a ella con una sonrisa burlona, capaz de aniquilar a quien sea. Trenton Rex se plantó en la ventana del escarabajo y ampliando su sonrisa, se aventuró a abrir la puerta para "ayudarla a descender".

Shelby sabía bien su táctica, por lo que sonrió con coquetería y le entregó su mochila para que sintiera el pequeño gran pesor de sus cosas.

—Buenos días, Shelby Cash, ¿de nuevo tu escarabajo entre mi coche y el de Eric?

—Te recuerdo que yo fui la primera en ocupar este sitio—le contestó con arrogancia y le puso seguro a las puertas.

—Un día de estos no vamos a guardarte el lugar—le advirtió, haciendo una mueca de fastidio. Y Shelby se percató que los ojos verdes de Trenton ardían de rabia.

—Mejor cierra la boca y sé un caballero por primera vez en tu vida.

Él, abrumado, asintió, siguiéndola por todo el estacionamiento hasta llegar al salón de clases. El chico le arrojó la mochila al pupitre y salió encolerizado por la puerta del aula. Shelby siempre era el motivo de que todos centraran su atención en ella y aquel día no fue la excepción. Siempre, donde quiera que iba, los problemas lograban encontrarla.

—Cash—escuchó una voz peculiar que tanto amaba y odiaba a la vez. Volvió el rostro hacia atrás y se encontró con la radiante sonrisa de Lola, su única amiga desde el jardín de infantes.

—Lola—dijo ella a su vez y la chica se levantó de la silla y corrió enseguida a donde Shelby se encontraba.

— ¿Terminaste de hacer la investigación?

— ¿De los Asesinos y su manera de torturar a sus víctimas? —respondió con otra pregunta, haciendo que su amiga se partiera de la risa.

—Sí. De esa investigación.

—Por supuesto que la hice, ¿Acaso piensas que no haría un reporte entero de un tema que tanto me gusta?

—Comienzo a pensar que vas a terminar enamorada de un asesino.

—Es probable. Amo a los criminales y ahí entran asesinos, secuestradores y demás.

Los ojos de Lola se abrieron muchísimo y negó con la cabeza.

—Estás enferma, amiga mía—le palmeó la espalda con cara de tristeza, pero sonrió nuevamente a los pocos segundos.

—Estudiamos Leyes, ¿qué esperabas? Tengo una gran adicción para con los criminales—y sacó de su mochila una carpeta azul donde estaba plasmada su honorable investigación. El físico de Shelby Cash era de lo más insignificante comparado con el de sus demás compañeras. Su cabello lacio y castaño cortado hasta la altura de los hombros le daban una apariencia un poco mayor, pero su estatura de un metro cincuenta hacía dudar de su verdadera edad. Sus ojos mieles estaban adornados con unas largas y gruesas pestañas rizadas, pero sus cejas delgadas la hacían parecer una niña. Y no decir de su nariz mediana y algo redonda. Sus labios eran voluminosos y rosas. Aunque no le gustaba maquillarse, tenía una belleza exótica que hacía reparar miradas en cualquier lugar. En cambio, su amiga Lola, era una Barbie en persona: alta, rubia, ojos azules, de buen cuerpo atlético y muy hermosa. Shelby de antemano sabía que no podía algún día competir contra ella porque, a decir verdad, Lola era perfecta.

Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora