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No. No era tocar el cielo, era tocar definitivamente la gloria. Thomas apenas y respiraba tras haber escuchado la voz ronca de Austin aun sobre sus labios susurrando su nombre.

—Nos están mirando... —logró murmurar Thomas.

—Me importa un rábano, deja que nos miren.

Lo cómico de ese momento fue que los lentes de Thomas terminaron en el suelo sin darse cuenta. A pesar de ser el blanco perfecto de las miradas asombradas de sus amigos, no se apartaron, sino al contrario, se abrazaron cálidamente.

—¡¿Pero qué demonios acaba de pasar?!

Thomas deshizo el abrazo rápidamente y se ruborizó simultáneamente al escuchar la voz llena de cólera de su madre. Todos los presentes volvieron el rostro a la recién llegada. Austin, frunció el entrecejo al notar la tensión de su chico, se inclinó a recoger sus lentes y lo agarró de la mano como gesto protector, lo cual tomó por sorpresa a Thomas y encolerizó más a su madre.

—¡Oye, suelta a mi hijo en este momento! —avanzó a ellos con aire sulfurado, pero se detuvo en seco cuando Egon y Gabbe la interceptaron justo antes de agarrar a Thomas del brazo.

—Disculpe, ¿Qué cree que hace? —preguntó Egon, quitándose los lentes y poniéndoselos sobre el cabello. Sus ojos negros ardían de algo inexplicable; por lo que Shelby se apresuró a situarse junto a él y a tomarlo de la mano para tranquilizarlo si acaso se enfadaba más. La madre de Thomas hizo caso omiso a la pregunta de Egon y se dispuso a pasar a través de ellos.

—No—siseó Gabbe—no se atreva—la empujó suavemente hacia atrás y Thomas ahogó una exclamación. La expresión furtiva de Egon era palpante y mezquina.

—Es mi hijo—masculló la señora Wilson con rigidez y le dio un manotazo a Gabbe con fuerza, dejándole una marca roja en el antebrazo. Un músculo palpitó en la mandíbula de Gabriel y Egon gruñó.

—Madre, basta—interpuso Thomas, jalando a Austin consigo.

—¿Qué significa todo esto? ¿por qué estabas abrazando a ese chico y por qué lo agarras de la mano? —preguntó la mujer, precipitadamente, mirando fijamente a Austin con asco—Thomas, dímelo.

—Mamá... —balbuceó.

—Señora Wilson—interpuso Austin, estrujando la mano de Thomas—permítame presentarme. Me llamo Austin Williams y... —miró a Thomas con ternura, haciéndolo ruborizar—quiero a su hijo. Él me quiere también.

—Mi hijo no es un bastardo homosexual, así que suéltalo—proclamó la mujer hecha una furia y se abalanzó a Thomas con la intención de jalarlo lejos de Austin, pero tal fue la sorpresa al ver cómo su hijo se negaba a ser manipulado por ella— ¡Thomas!

—Me has echado de casa y a partir de ahora, todo lo que pase en mi vida, simple y sencillamente ya no es de tu incumbencia.

Egon soltó una risa nasal en plan burlón y la madre de Thomas se ruborizó ante el comentario de su hijo.

—No te eché de casa, mi amor. No pensarás que hablábamos en serio tu padre y yo, ¿verdad?

—¿Acaso piensas que esto es un juego, mamá? ¡Soy gay! —gritó Thomas con orgullo y alzó la mano con la que sostenía la de Austin.

—No. No lo eres. Solo estás confundido; volvamos a casa... —de pronto, se oyó un disparo a sus espaldas y absolutamente todos se precipitaron al suelo, excepto Egon y Gabbe. Buscaron al responsable con la mirada y repararon en la anciana Beck. Ella sostenía una pistola en dirección al cielo y su rostro estaba ensombrecido de coraje.

—Vieja loca, ¿Qué le pasa? —graznó la señora Wilson con antipatía y algo de temor.

—Vieja loca tu abuela—espetó Martha con cara de pocos amigos. Bajó el arma, pero apuntó directamente a la mujer, quién retrocedió inmediatamente—sucede, querida tonta y retrógrada, que Thomas es un chico súper agradable y que daría yo por tenerlo como nieto y Austin, oh, Austin es un amor de chico y debes estar orgullosa que gusta de tu hijo y existe un vínculo real entre ellos...

Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora