72

7.5K 638 42
                                    

«Dos semanas después»

Vivir bajo el mismo techo de Gabriel McCall era en sí, un calvario y a la vez un paraíso; por así decirlo. La línea telefónica continuó inutilizada, haciendo que Shelby se sintiera como una fiera dentro de una jaula sin salida. Deseaba hablar con Egon otra vez y también con su madre. Desde que llegó a esa casa, Gabbe no le brindó la posibilidad de que hablara con su familia, solo le repetía que todo estaba bien y que pronto regresaría a Nueva York y la mayor parte del tiempo, él se la pasaba hablando por teléfono encerrado en alguna habitación o en el jardín. Thomas, por su parte, se daba por satisfecho tener una tv plasma en su habitación y a Connie, la chica de limpieza, para él solo, ya que literalmente, ella lo atendía en todo, ni si quiera caminaba por un vaso con agua. Shelby a veces se reunía con él a ver la tv en busca de noticias, pero no había nada nuevo. Una noche, sintiéndose muy aburrida y desdichada, decidió quedarse a dormir en la cancha de baloncesto con una manta y un cojín; pero su plan fue interrumpido por Gabbe, quién apareció de repente entre la oscuridad, asustándola de muerte. Él arrastraba una manta y una almohada mucho más cómoda que la suya y se tendió junto a ella, mirando el cielo.

—Planeo tener una noche para mi sola.

—Yo también. En esa casa se respira tensión.

—Gabriel...

—Prometo no molestar. Solo quiero acompañarte, percibo que me odias demasiado y quiero comenzar de nuevo contigo—dijo, pero sus ojos azules no dejaron de ver el cielo estrellado—han pasado dos semanas de conocernos y todo ha ido... aparentemente bien, supongo, pero después de besarte y quitarte la línea telefónica, nuestra relación que acababa de comenzar se marchitó—Shelby no dijo nada. Se quedó en silencio—me llamo Gabriel McCall, pero me dicen Gabbe—se aclaró la garganta, mirándola—¿y tú cómo te llamas?

—Me llamo Shelby Cash—respondió ella, siguiéndole el juego con una sonrisa.

—Un gusto—extendió su mano a ella y Shelby se la estrechó—bonita noche, ¿no? —bromeó.

—Muy bonita. Aunque siento que le falta algo más para que sea perfecta.

—¿Cómo qué? —preguntó y se dio la vuelta sobre su costado solo para verla. Ella recargó la mejilla en su puño y suspiró.

—Este jardín es muy grande y muy oscuro. Sin embargo, con un poco de luz, quedaría perfecto.

—¿Qué tienes en mente? —se mostró muy interesado.

—Uhm, no sé. Poner luces de colores alrededor para así tener una buena velada. Podríamos también obligar a Thomas a dormir con nosotros.

—Buena idea—sonrió y se sentó sobre la manta, mirándola.

—Gabbe—dijo ella.

—¿Sí?

—¿Cuándo duermes, te sientes bien contigo mismo sobre la vida que llevas?

—Originalmente, la palabra «dormir» era sinónimo de recuperación corporal y mental, pero yo siempre lo utilizo para escapar de la realidad, es más eficaz—contestó un tanto distante y se encogió de hombros. Sus ojos se perdieron en la negrura de la noche y dejó escapar un suspiro.

—Hablas como si tu vida no fuera perfecta.

—Mi vida no es perfecta, la de nadie lo es—acotó con un tono de tristeza—pero hago de la mía un momento de diversión.

—Hablas como galleta de la fortuna.

—Quizás porque lo soy—bromeó—pero más grande, mejorada y sexy.

Shelby rodó los ojos y sonrió.

—A diferencia de ti, yo hago de mi vida un huracán. No puedo verla desde otro ángulo mejorado—replicó ella—es como si al ver la calma en mi interior, una parte de mí se encargase rápidamente de volver a crear un caos.

Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora