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—Norman ha escapado del hospital.

Aquella noticia tomó desprevenido a Egon que incluso se atragantó con un burrito que comía tranquilamente en la habitación del hotel con Shelby. Escupió lo que tenía en la boca y tosió deliberadamente. Presionó el teléfono con fuerza en su oreja.

—¿Qué has dicho? —volvió a toser y Shelby le pasó una soda para que la bebiera. Le dio un sorbo y escuchó con atención lo que Austin le estaba diciendo.

—Thomas investigó, como todos los días, el estado de salud de White y dadas las circunstancias, llegó en el momento exacto en el que unos diez o quince hombres aproximadamente, entraron a la habitación del rubio, obviamente con pistolas amenazando a todas las personas y sacaron a Norman de ahí. Afuera del hospital los esperaba una camioneta parecida a una ambulancia y nadie pudo hacer nada. Creo que sus cómplices lo han localizado y lo rescataron; los policías que hacían guardia en su habitación fueron asesinados.

Las palabras de Austin las sintió como agua helada en la cabeza. Cuando todo comenzaba a fluir con normalidad, venía alguien a arruinarlo.

—¿Thomas está bien?

—Sí. Más que bien—resopló Austin y Egon alcanzó a escuchar una risa masculina, la cual estaba seguro no era del gemelo.

—Dile al chico que ha sido de gran ayuda.

—Dice que gracias.

Egon suspiró y se frotó el puente de la nariz con aire distraído.

—Egon—dijo Austin con voz seria.

—Dime.

—¿Cuándo volverán?

—Lo más seguro es que mañana o pasado.

—¿Sabes? Creo que lo mejor será es que vayamos hacia donde están ustedes. Aquí no es seguro y necesitamos estar juntos.

—Supongo que quieres que te diga dónde estamos, ¿no es así, chico?

—Sí. O sea, han estado felizmente alejados de nosotros y ya es hora de que compartan su alegría. Principalmente conmigo, desde que Aubrey no está, yo...

—Austin, tranquilo, chico—dijo Egon, tranquilizándolo—tienes razón. Vengan aquí, es un buen lugar para relajarse antes de patearle y pulverizarle el trasero a Norman.

—¡Ya era hora!

—Estamos en Boston. Cuándo estén en la ciudad, les envío la dirección, pero creo que nos trasladaremos a un motel para ser más cautelosos.

—Estaremos ahí mañana—colgó. Shelby miró vacilante al semblante de Egon, que se debatía en sonreír o en lanzar al carajo su teléfono.

—¿Qué pasó? —preguntó ella por fin.

—Norman escapó del hospital—repitió las palabras de Austin y le añadió un poco más de dramatismo al ver el rostro de Shelby tornarse asustado—no literalmente, el bastardo no está lo suficientemente saludable para salir por su propio pie, sino que unos hombres fueron por él; asesinaron a los policías que escoltaban su habitación y se lo llevaron.

—¿Quiénes fueron? ¿Tienes alguna idea?

—No quiero pensarlo, pero creo que fue mi jefe quién los envió.

—¿Con qué propósito?

—Yo—se señaló el pecho—me quiere muerto, Shelby. Ha enloquecido porque sospecha o quizás ya sabe, que me rehúso a seguir trabajando para él.

—¡Hasta cuando nos van a dejar en paz! —jadeó ella con desesperación y él la abrazó.

—Puedo liberarte de esto, Puppy.

Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora