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Dos días después, ambos se encontraban rumbo al corazón de Boston. Estando en la ciudad, sería menos riesgoso que vivir en un hotel en las orillas; por lo que Egon tomó la decisión de buscar otro lugar más seguro. Ya no volvieron a mencionar el tema de la charla de dos noches atrás, pero en sí, algo había cambiado claramente entre ambos.

—¿Quién te llamó hace unos días?

Egon, que estaba atacando su hamburguesa, dejó de masticar para mirarla. Se hallaban cenando en un restaurante cerca del nuevo hotel en el que se hospedaban.

—Nadie me ha llamado desde que estamos aquí.

—Te escuché hablar con alguien cuando estuvimos juntos la primera vez—se ruborizó. Él hizo memoria y de inmediato el recuerdo llegó a su cabeza y asintió.

—Ah, ya. Sí. Hablé con Austin—carraspeó.

—Oh, Austin.

Shelby sintió una punzada en el pecho.

—Él está bien, solo quiere venganza, ya sabes. Es uno más que se ha unido a la lista para matar a Norman—arqueó las cejas.

—Y a todo esto, ¿dónde está Norman? ¿Qué fue de él?

—Austin, como sabrás, se desmayó cuando le dispararon a Aubrey y fue hospitalizado de emergencia, y bueno, me contó que Norman estaba a una habitación de distancia a la suya porque estaba grave—continuó comiendo su hamburguesa—le dije que no intentara matarlo porque yo seré quién lo haga.

—¿Qué? ¡No! Él debe matarlo. Cuando se recupere ese bastardo, vendrá por nosotros.

—Mi bella dama, Norman es mi víctima. Yo le daré muerte, nadie más.

—Bien, pero al menos dile a Austin que lo tenga vigilado.

—El FBI se está haciendo cargo o al menos, eso parece ser.

—¿Y no habrá problemas con Austin y Martha? La policía puede sospechar...

—Tu amigo Thomas se encargó de ayudarlos—musitó—al parecer el chico tiene curiosidad y los ayudó. Es raro.

—Thomas está demente, Egon, pídele a Austin que aparte a mi amigo de todo esto, por favor—le sujetó una de sus manos y la apretó con fuerza—Aubrey murió a manos de Norman y no es justo que también Thomas muera. Él es inocente.

—Tú eres inocente y a pesar de todo, aquí estás, conmigo. Debería alejarte también de esto—comentó con la mirada perdida.

—Ese chiste no tiene gracia.

—No es un chiste; tanto Thomas y tú. son personas ajenas a esta vida—le acarició la mejilla—pero tienes algo que me impide dejarte sola.

—Sí, lo sé. Tengo la muerte escrita en la frente—replicó Shelby, orgullosa.

—La muerte ya no es lo único que te une a mí—le contradijo—tienes algo más.

—¿Qué tengo yo para que me una más a ti?

Mi corazón.

Shelby parpadeó, conmocionada por tal confesión. ¿Quién era ese chico y qué había hecho con el verdadero Egon Peitz?

—Di algo, por favor. No te quedes mirándome como si fuese un monstruo—masculló él, avergonzado—perfecto. La he cagado, genial. Debí haber mantenido la boca cerrada.

—Entonces me amas—afirmó ella, sonriendo como una niña pequeña. Él se ruborizó—tienes la capacidad de amar, Egon, deja a un lado esa promesa—él desvió su mirada de la suya—mírame—ordenó y él obedeció—rompe esa maldita promesa y vuelve a amar. Vuelve a sentir las maravillosas emociones que una persona normal tiene.

Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora