—Ahora la enferma serás tú, si no te tranquilizas—le oyó decir al chico de ojos azul eléctrico. Él se hallaba en la puerta, agarrándose el brazo con la mano y mirando el pasillo con atención. Ya se miraba mejor, aunque tenía un ojo levemente cerrado y sus moretones estaban más vivos que nunca.

—¿Qué haces?

—No pensarás quedarte aquí hasta que nos maten, ¿o sí?

A Caroline se le secó la boca por la angustia.

—¿Qué planeas hacer, lanzarte desde el cielo hasta caer y estamparte en el suelo con las vísceras saliendo de tu cuerpo? —Caroline ahogó una risa nasal, imaginando la escena.

—Es la mejor muerte que puedo tener, créeme—repuso, aun sin mirarla. Caroline resopló y lo escaneó en un instante. Tenía la piel llena de pecas y los ojos más azules jamás vistos.

—¿No sería mejor que te calmes? Ahora el paranoico eres tú.

—¿Calmarme? Cariño, esto es serio. No conoces a Dorian—añadió y cerró la puerta lentamente y se sentó junto a ella—es un buen tipo, pero ha perdido la cabeza. Y debemos largarnos de aquí si queremos vivir.

—Dime tu plan.

—Buscar el área de paracaídas y lanzarnos a tierra. Es nuestra única salida.

Entornando los ojos, Caroline lo miró.

—Debes estar bromeando.

—Bueno, si gustas quedarte, estás en tu derecho. Yo necesito encontrar a tu hermana y a Egon para hablar con ellos antes de que Dorian los atrape.

—Escucha—espetó ella, con impaciencia—jamás en mi vida había estado involucrada en algo como esto, así que sé un poco más amable y considerado conmigo.

—¿Sabes qué haría Shelby en tu lugar? —la miró de hito en hito con una sonrisa traviesa. Ella negó con la cabeza—me diría "No sé lo que estás esperando. Vámonos ya".

—Ya te dije que en realidad no somos parientes consanguíneos.

—Entonces haz que así sea—la tomó de la mano y le acarició la palma—eres joven, vive la vida al extremo porque nunca sabes cuándo será el último de tu existencia.

—¿Y si muero al vivir al extremo?

—En ese caso, morirás feliz—Gabbe se incorporó y comenzó a ponerse la camisa con dificultad.

—¿Qué hora es? —preguntó ella.

—Hemos dormido como unas seis horas más o menos. Deben ser las cinco o seis de la tarde.

—Vaya—se frotó los ojos con pereza y miró a Gabbe.

—¿Vendrás conmigo?

—¿A saltar desde el cielo al suelo?

—Sí.

—Amm... está bien. Pero si muero, te mataré.

Gabbe esbozó una sonrisa lobuna.

—De acuerdo. Me matarás estando muerta.

Caroline se levantó de la cama y se acomodó los pantalones con aire despistado, se acercó a lo que parecía ser una ventana del tamaño de su puño y se asomó. Vio que comenzaba a oscurecer y no miró ninguna luz de alguna ciudad abajo, por lo que debían estar sobre el océano y se estremeció.

—No hay tierra firme a cuál aterrizar—le informó a Gabbe.

—Déjame ver—se aproximó a ella y la hizo a un lado suavemente para poder observar. Y haciendo una mueca, masculló: —tienes razón, estamos sobrevolando sobre el mar.

Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)Where stories live. Discover now