—¿Sabes? Si yo no te hubiera conocido y si tú no hubieses ido a hacerme esas preguntas a prisión, no vendría mi primer hijo creciendo dentro de ti.

Y entonces él la besó. Era el primer beso real y apasionado, lleno de desesperación y de delicadeza fusionada con salvajismo que se daban en mucho tiempo y fue como si probaran por primera vez el oxígeno en toda su vida. Shelby se pegó a él lo más que pudo y sintió la calidez de su firme cuerpo con el suyo. Soltó una risilla cuando él atrapó su labio inferior y le propició una mordida deliciosa.

—Este bebé nacerá y sabrá que tiene un padre muy guapo.

—Un miembro más que se une a la familia—tiró de ella y la envolvió suavemente en sus brazos—se formó sin querer, pero ya lo amo.

—¿Sin querer?

Se apartaron levemente sin soltarse del abrazo.

— Sí; porque ya sabes, tomaste las pastillas y ahora estás embarazada.

—Creo que ya sé cuándo quedé embarazada—dijo, pensativa.

—¿Eh? —la perplejidad en su atractivo rostro lo hacía lucir adorable.

—La última noche que estuvimos juntos y nos escapamos hasta el amanecer—le recordó—esa noche no tomé la pastilla y tampoco el día siguiente. Hasta ahora mismo sigo sin haberla ingerido.

Y a Egon se le iluminó el rostro.

—¡Esto es emocionante!

—Pensé que posiblemente me rechazarías al enterarte—murmuró ella, con los ojos cristalizados.

—Tú me enseñaste a disfrutar mi vida mucho más, Shelby—le acarició el contorno de su rostro con el dedo índice y ella cerró los ojos—hubo algo que una vez mi madre me dijo y siempre lo he tenido presente.

—¿Qué cosa?

—Un hijo, por más difícil que sea la situación, siempre será una bendición. La llegada de un bebé puede solucionar cualquier problema porque es un ser puro, llega a darle alegría y sentido a la vida de sus padres—dijo él. Sus ojos estaban fijos en los suyos. Habló con tal dulzura que a Shelby se le ablandaron las piernas. ¿Cuánto amor guardaba ese chico en su interior?

—Me cuesta trabajo creer que alguna vez fuiste un chico malo y temperamental.

—Él o ella quizás me haga cambiar del todo—colocó una mano en el abdomen plano de Shelby que dentro de poco se volvería enorme.

—¿En serio estás feliz porque tendremos un bebé?

—Sí.

—¿Seguro?

—¿Dudas de mí? —estrechó los ojos, los cuales parecían dos rendijas oscuras.

—No; pero tengo miedo. Ahora soy más vulnerable.

—Bueno, de antemano sabes que jamás permitiré que alguien te toque un cabello.

—Y eso me preocupa. No quiero que mueras por protegerme.

—Si tú mueres, muere también mi hijo. Y si ambos mueren, me doy un tiro en la cabeza—respiró hondo, mirándola con fijeza a los ojos—mi vida no tendría ningún sentido sin ti y el bebé.

Shelby le echó los brazos encima y se mantuvieron entrelazados durante un largo rato.

—Con un demonio.

Se sobresaltaron al escuchar la voz de Martha detrás de ellos. Egon gruñó y soltó a Shelby para ver a la anciana.

—¿Qué? —espetó.

Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)Where stories live. Discover now