—Gracias, Martha.

Se dio la vuelta para verla y suspiró.

—La verdad es confuso y quiero confesarte algo, de criminal a criminal—dijo Egon, se acercó a ella y se arrodilló para estar a la altura de su rostro.

—Habla.

—Yo jamás he sentido ningún tipo de apego por nadie desde que me hice criminal y bueno... —le costaba expresarse y se sentía desnudo e inseguro y eso era algo que no le gustaba sentir—cuando me apresaron en Austria y conocí a Shelby, me sentí relativamente atraído por ella en todos los aspectos y pensé que solo era deseo carnal. Y hasta hace poco lo seguía pensando, pero cuando la vi hace unas horas después de un mes, lo único que pensaba era abrazarla y no soltarla más. Pero mi cerebro me jugó mal y no la abracé como yo quería hacerlo. Es como una barrera o una descarga eléctrica que me prohíbe acercarme a ella más de lo debido... —miró a Martha y juntó las cejas ante la mirada de la anciana—no me mires así, no la amo. No sé lo que es eso y estoy seguro de no sentir eso por ella. Y tampoco estoy enamorado. Solo me gusta, sí. Eso. Solo me gusta, es muy guapa, bella y hermosa—tartamudeó con pánico.

—Tranquilízate. Nadie está diciéndote que estás enamorado o que la amas—rio ella.

—No. Pero tu mirada de "Egon, no te hagas idiota, la amas" lo dice todo.

— ¿Qué? ¿Ahora ya no tengo derecho de mirarte? —carraspeó la anciana, riéndose—vaya loco que eres. Yo te miro como se me dé la gana.

—No lo hagas. Es estresante.

—Bien—cerró los ojos ocultando una sonrisa entre sus dientes.

—Esto es serio—le espetó, molesto.

—Sí que lo es—reiteró ella, sin abrir los ojos—sigue hablando.

—Cuando te dije que no me miraras, no lo decía literal. Abre los ojos porque me molesta cuando me ignoran.

Martha abrió los ojos y los estrechó como pequeñas rendijas.

—Mi punto de vista a lo que sientes es lo que me pasó con Raymond. Yo sentía un cariño por él muy fuerte, pero estaba segura de que no lo amaba y que tampoco estaba enamorada de él. A veces tendemos a encariñarnos con las personas más de lo debido y al hacerlo, cometemos el error de estar vulnerables al rechazo y al dolor que nos autodestruyen.

—No me estás ayudando—dijo él, entre dientes.

— ¿Qué quieres que te diga? Shelby Cash es perfecta para ti y comparten tanto en común. Podrías adiestrarla para que sea tu pareja de actos ilícitos.

— ¿Crees que quiera? —la miró, esperanzado.

—Ella está enamorada de ti y va a aceptar de inmediato.

—No digas tonterías. No está enamorada de mí.

— ¿Crees que, si no lo estuviera, te hubiera perdonado la bofetada que le diste cuando perdiste el control? Una mujer enamorada, por lo que sé, perdona cualquier cosa con tal de que su enamorado le corresponda. Así que ve y adiestra a esa chica para que sepa defenderse cuando tú no estés para hacerlo.

—Tienes razón. Más ahora que Norman anda suelto por la ciudad—se estremeció y gruñó—solo hemos tenido una clase de disparo y déjame decirte que...

—Ella asesinó a sangre fría a un policía cuando robaron el banco—Egon la miró ceñudo—los gemelos me lo dijeron.

—Par de idiotas. Yo quería contártelo.

—Ellos son mis informantes personales.

—Ya. La cuestión es que voy a prepararla—resopló—Shelby aprenderá a ser una excelente criminal como yo y así ningún imbécil le pondrá las manos encima cuando yo no esté con ella para protegerla.

Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora