—Fuimos al departamento por unas cosas... —titubeó Austin mirando a su hermana con miedo. Pero Egon solamente les envió una gélida y fría mirada y subió corriendo la escalera para hablar directamente con Martha. Quería todos los detalles para buscar a esos malditos y hacerlos pagar. Ya era el colmo que dañaran a personas que realmente le importaban, aunque no quisiera admitirlo. Shelby Cash era la primera persona que encabezaba su lista de personas importantes, después de ella seguía Martha Beck y al final los gemelos. Llegó a la habitación de la anciana y alcanzó a escuchar su respirar cansado y adolorido detrás de la puerta. Abrió con sigilo y entró a hurtadillas. Martha estaba recostada en su cama con la espalda vuelta a él.

—Martha—susurró, rodeando la cama para saludarla. Los ojos negros de Egon se entornaron al verle la cara: Tenía un sinfín de marcas rojizas alrededor del rostro que al parecer habían sido moretones enormes y que ya habían comenzado a borrarse. Ella tenía los ojos cerrados y respiraba con dificultad—soy yo, Egon.

Entonces Martha abrió sus ojos somnolientos y esbozó una sonrisa encantadora que solo ella podía tener a esa edad.

—Hasta que te dignas a visitar a esta anciana decrépita.

—Martha, no hables así—gruñó—necesitaba salir de la ciudad porque me deshice de un cuerpo y no podía estar aquí—confesó. A decir verdad, desde que conoció a esa anciana, no temía hablarle con la verdad y era porque ella no se asustaba. Ni si quiera se inmutaba, como en ese momento.

—Debiste llamarme para no tener que huir—le riñó e hizo una mueca de dolor al tratar de acomodarse. Él se apresuró a ayudarla.

—Sí. Bueno, eso no importa ahora, lo que quiero saber es el nombre de quiénes te hicieron esto—exigió él, con los dientes apretados.

—Ellos solo hicieron su trabajo—los disculpó, riéndose—de haber tenido más fuerza, me los cargo a esos hijos de perra con mi rifle, pero hasta eso me robaron los imbéciles.

Egon soltó una carcajada ante el sentido del humor de esa anciana. Pero retomó la seriedad muy pronto.

—Descríbemelos—le ordenó.

—No tiene caso.

—Aubrey y Austin ya me dijeron que eran dos y que uno carecía de un ojo.

—Entonces no era necesario que me preguntaras si ya sabías.

—Porque necesito tener más información.

—Egon, tienes suficientes problemas con ese tal Norman White y no me gusta que quieras hacerte cargo de mí también.

—Los gemelos ya te pusieron al tanto, ¿no?

—Efectivamente. Así que olvida este asunto, por favor. Estoy bien.

Egon se levantó de la cama y caminó para mirar por la ventana. Un gesto evasivo.

—De acuerdo—asintió—pero cabe la posibilidad que esos hombres hayan recibido órdenes de Norman para lastimarte y buscarme.

— ¿Por qué lo crees?

—Porque Norman se ha tomado muchos días para pensar y crear un plan, además tiene muchos contactos en todas partes a quién recurrir y ya debe saber que eres mi colega. Y si no tiene contactos, es muy bueno haciendo amistad con gente más retorcida que él. Incluso tiene la destreza de hacer criminal a alguien que no es.

—Es un tipo peligroso y loco—espetó Martha con asco.

—Y yo lo mataré.

—Te daré lo necesario para que lo hagas, hijo.

Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)Where stories live. Discover now