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—¿Seguro que estarás bien? Tu condición aún no es buena, deberías quedarte y-

Se quejo en voz alta y le dio una mirada cansada al beta.

— Dices que una marca podría matarme, pero moriré más rápido si continúo encerrado aquí. — La mirada de reproche en su tío fue suficiente para sonreír y salir corriendo. — ¡Volveré en unas horas!

—Mocoso insolente. — Exhaló y observó a su sobrino caminando con buen humor hacia el pueblo. Un mal presentimiento lo estaba volviendo loco y no sabía si tenía que ver con el hecho de que todo el mundo estaba al tanto de la pronta llegada de la prometida de Jungkook. Todos menos Jimin.— Nada de esto saldrá bien, no lo hará...

El Omega respiro aire fresco sintiéndose renovado, claro, ignorando el dolor en sus articulaciones y el cansancio. La etapa de querer esconderse del mundo se terminó demasiado rápido, estar dentro de una habitación sin nada que hacer durante todo el día era una experiencia agotadora y las ansias por salir lo consumieron, aunque ciertamente, era incomodo. Su ausencia fue más notoria de lo que creyó y a pesar de estar acostumbrado a esas miradas malintencionadas, había algo diferente a lo usual en ellas.

¿Hacia dónde debería ir?

Pensó en el bosque, pero el estado de ánimo físico y mental de su lobo no es del todo estable, el suyo tampoco por lo que descartó completamente la idea. Sus pasos continuaron el ya más que conocido camino hacia el mercado, era curiosa la manera en la que siempre recurre a ese lugar cuando no tiene a donde ir, observo desde lejos una agrupación de personas mucho más grande la habitual, o eso recordaba. Intento escabullirse para pasar desapercibido y fue sencillo, todos estaban demasiado ocupados chismeando sobre algo que no se tomó la molestia de oír.

Molestos, ¿Acaso murió alguien o un milagro ocurrió en su ausencia como para movilizar esa cantidad de personas a un solo lugar? Chasqueo la lengua cuando fue empujado bruscamente hacia un puesto, se quejó por lo bajo y mordió el interior de su mejilla para evitar maldecir, se recompuso y llevo su mirada al dueño del pequeño negocio para disculparse, pero cuando pudo divisar quien era, la frase se quedó a medio camino.

—Park.— Pronuncio aquel omega con amargura, conocía esa cara y sin previo aviso, su ánimo también se tornó acido.

—Jan, tanto tiempo. — Saludo desinteresadamente, toda su atención se desvió a unas fresas, grandes, jugosas y rojas, su boca se hizo agua de solo mirarlas.

—Es Jin. — Musito el castaño entre dientes, un tic nervioso apareció en su ojo derecho. — Hace bastante tiempo no contaba con la desdicha de ver tu rostro, ¿Qué marea te trajo de regreso? — Su provocación ni siquiera fue tomada en cuenta, el pelinegro seguía absorto en la llamativa fruta. Jin lo noto y levanto una ceja. — ¿Quieres comprarlas?

Jimin reacciono ante eso y dudo, busco en sus bolsillos y solo encontró cinco monedas de plata, el pequeño letrero decía que el medio costaba diez monedas, miro al otro omega con ojos suplicantes y este, con una mueca, le dio tres fresas, sonrió y dejo el dinero en la mano de Jin. El castaño estaba demasiado extrañado con la versión actual de Park, viéndolo comportarse así, sin ser el tipo desagradable y arrogante que recordaba, en su lugar, tenía a un chico tierno que miraba esas fresas con ojos brillantes y una pequeña sonrisa. Había oído los rumores de su cambio, pero ciertamente el dicho dice "Ver para creer".

Comió la fruta degustando cada dulce trozo, su mirada nuevamente se perdió en la aglomeración ante el notorio elevamiento de voz de algunos, su ceño se frunció y fue inevitable preguntar.

—Jan, ¿Por qué esas personas están actuando de esa manera? — El castaño gruño por lo bajo.

—Es Jin, maldita sea. — Exhaló y se recargo descuidadamente en la mesa. El pelinegro no se inmuto y lo observó esperando una respuesta. — Esos idiotas están especulando y apostando por quien tiene la razón en cuanto a la llegada de la prometida de Jeon.

¡¿Soy un omega?! • KOOKMINWhere stories live. Discover now