08

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Jimin corría a gran velocidad en su forma lobuna sobrepasando de llenó a los otros, el impresionante lobo negro sobresalía entre la multitud y su pecho se hinchó orgulloso ante eso. Cambió su apariencia regresando a ser un joven alto y musculoso con un aura dominante que atraía la atención de forma inmediata, todos lo observaban con admiración y envidia, justo lo que más le gustaba.
Una omega se le acercó con una sonrisa coqueta que correspondió y en menos de lo esperado ya está dirigiéndose a su cabaña con la despampanante mujer agarrada de su brazo.

Al entrar el silencio y la oscuridad lo reciben, de un momento a otro la puerta se cierra a sus espaldas con un fuerte golpe y exaltado mira en todas las direcciones, la omega ya no estaba a su lado y todo a su alrededor se encuentra en un estado deplorable con una intoxicante nube de humo sobre su cabeza.

La imagen se vuelve cada vez más borrosa y su cabeza da vueltas, siente sus fosas nasales arder y su garganta seca, no puede hablar, no puede moverse, no puede despertar.

Jimin.

Despierta...

Despierta, Jimin.

Abre los ojos.

¡Despierta!

Se levantó de golpe y comenzó a toser con desesperación, su habitación está llena de humo y podía ver un resplandor naranja en su ventana, su casa se estaba incendiado. Salto de la cama y se tambaleó al caminar pero hizo su mayor esfuerzo para llegar hasta puerta de su habitación, al salir el fuego lo recibió y tuvo que retroceder para evitar las llamás.

—¡Diablos!— Con rapidez y soportando el calor, saltó y corrió lo más rápido que pudo intentado esquivar los pilares de fuego.

¿Cuánto tiempo durmió? Su hogar se encontraba casi completamente consumido por las llamás, su ropa estaba empapada en sudor y el latido en su pecho era errático. Las ventanas no eran una buena opción por lo que su única esperanza era la puerta, tenía que apresurarse, su visión comenzaba a ser borrosa y respirar le estaba costando demasiado trabajo.

—F-falta poc- ¡Ah!— Grito de dolor.

En su camino por llegar a la entrada de la casa no se dió cuenta de que la madera del suelo estaba en su mayoría carbonizada por lo que en un paso en falso quedó atrapado en un pozo y con las grandes astillas incrustadas en su pierna.
Tiró para intentar liberarla pero solo consiguió agradar más la herida, para un alfa ese malestar podría haber sido soportable pero siendo un omega a penas y podía respirar del dolor.

¡Levántate, haz algo o moriremos! Habló su lobo con angustia.

—¿Que puedo hacer?— Murmuró observando a su alrededor, todo el arduo trabajo de su padre y los cientos de recuerdos que albergaba esa cabaña siendo destruidos lentamente. La puerta estaba a unos cuantos metros de distancia pero grandes tablones de madera la bloqueaban y con ese cuerpo serian prácticamente imposibles de apartar.

Era su fin.

—¿Así moriré?— Se preguntó mirando a la nada, su expresión se mantuvo extrañamente serena. No soltó ni una sola lágrima a pesar de la situación, realmente Jimin dudaba haber llorado en alguna ocasión en toda su vida.

Llorar no es de alfas, dijo alguna vez su padre.

Poco a poco sus pulmones se fueron quedando sin oxígeno, el fuego estaba cerca del alcanzarlo y el dolor en su pierna no había dejado de crecer, una manera patética de morir pero tal vez ese era su destino. Sus ojos se cerraron poco a poco y lo último que fue capaz de oír fueron unos fuetes golpes amortiguados.


¡¿Soy un omega?! • KOOKMINTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang