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—D-disculpe, ¿Sabe dónde puedo encontrar al señor Li?— Musitó una vocecita aguda acompañada de unos lindos y brillantes ojos marrones.

Pero claro que ante la mirada de Jimin esa linda niña no era más que otra molestia solo que en un empaque más pequeño.

—¿Tengo cara de que lo se?— Respondió malhumorado.

La pequeña apretó los labios en una fina línea y frunció el ceño.

—Usted es muy grosero.— Lo señaló y se cruzó de brazos.

Jimin rodó los ojos y suspiro con cansancio. Era una niña y no debía comportarse tan brusco así que se pidió a si mismo tener paciencia y madurez para poder manejar correctamente esa situación.

—Y feo.— Agregó sacando la lengua.

Al diablo la madurez.

—Tu eres una mocosa muy irritante y tampoco eres muy bonita que digamos.— Imitó el anterior gesto de la pequeña sacándole la lengua.

La niña abrió la boca ofendida y frunció aún más su ceño, se dió la vuelta y salió corriendo gritando que lo acusaría.

Él pelinegro negó y siguió organizando papeles, llevaba haciendo lo mismo desde hace horas y ya estaba más que aburrido de lo mismo ¿Lo peor? No había señales del idiota de Jungkook. Ese maldito alfa se había ido dejandolo solo con pilas de papeles aumentando más su malhumor.

Con ese día ya se completaba una semana ayudando en los talleres y estaba harto, cada trabajo fue peor que el otro. Desde limpiar asquerosos drenajes hasta hacerle de psicólogo personal a una vieja mujer que se la pasaba lamentando haber perdido a su lagarto mascota.

A mí que demonios me importa su maldita lagartija. Había querido decirle ese día.

Por suerte no había tenido que hacer mucho ya que Jungkook se encargó de la mayor parte aunque prácticamente no hizo nada, solo le dio las típicas y baratas palabras de aliento que usa en cualquier situación.

"No tiene que preocuparse, su mascota regresará pronto"

—Si claro, esa rana ya debe estar en el estómago de algún animal del bosque. —Bufó y tomó otra pila más pesada que por poco se le cae, con cansancio observó todo lo que le faltaba y soltó una queja.

—No terminaré nunca.— Habló para si mismo.

Solo no lo harás pero con ayuda de alfa tal vez si. Frunció el ceño e hizo una mueca ante el pensamiento de su lobo.

—Antes muerto que pedirle ayuda a ese simio.

En el tiempo que tenía viviendo en la casa de los Jeon su convivencia con el alfa no había mejorado en lo absoluto. Las peleas que anteriormente a los padres del castaño les habían parecido divertidas ahora ya los tenía estresados, peleaban en el desayuno, en el almuerzo, en la cena, por el baño, peleaban incluso porque el otro respiraba el mismo aire.

Era agotador.

—Jimin, ¿No acabaste con esta sección?— El omega rodó los ojos al escuchar la chillona voz de Jiho.

—No se si lo haces a propósito o tus ojos funcionan mal como para notar que aún no termino.

—Era un pregunta retórica.— Habló entre dientes con una sonrisa tan falsa como su cariño por Jeon.

—Como sea.

Él rubio exhaló y camino hasta enfrentar al otro omega. Jimin levantó una ceja en una silenciosa explicación.

—No me gusta tu actitud.— Dijo y el pelinegro sonrió incrédulo.

—A mi tampoco la tuya pero yo no me he quejado.— Se cruzó de brazos expectante.

¡¿Soy un omega?! • KOOKMINWhere stories live. Discover now