02

2.6K 398 50
                                    

—¿Listo para perder mañana, mariquita?— Bramó con hostilidad, deteniendo el paso del otro alfa.

La noticia del tan esperado eclipse lo tomó por sorpresa ya que no creía estar vivo para presenciarlo, por muchos años había escuchado la historia de su padre sobre como uno de sus antepasados casi fue el ganador del último enfrentamiento pero no lo consiguió ya que un Jeon lo venció.

Park Jeechul le tenía un gran rencor a la familia Jeon, uno que él adoptó con el paso del tiempo. Por esa razón se puso como meta ser mejor que Jeon Jungkook y ahora con esta gran posibilidad no tendría piedad.

Obtendrá ese título sea como sea.

—Ni siquiera son las diez de la mañana y ya estoy viendo tu rostro, ¿Tanto me extrañas, Park?— Respondió con una sonrisa ladeada.

—Lo único que extraño ver es mi puño contra tu rostro, Jeon.— Gruño deseando borrar esa sonrisa de un golpe.

—Solo en tus sueños.— Se burló.

—Haré que te tragues cada una de tus palabras y cuando eso pase, vas a suplicar piedad.— Dijo acercándose hasta quedar frente al castaño.

Jungkook sonrió divertido.

—Park, ¿Que hablamos sobre tener fantasías sexuales conmigo?— Mofa, observando con satisfacción el rostro completamente rojo del pelinegro.

—No saldrás en una pieza de esa maldita pelea, eso te lo aseguro.— Amenazó haciendo uso de toda su fuerza de voluntad para no matar al hijo del líder ahí mismo.

—Tan amable como siempre, nunca cambies.— Sonrió falsamente y sin esperar contestación, rodeó el cuerpo del otro alfa y se marchó escuchando sus insultos desde lejos.

—Imbécil.—Murmuró.

Con la mandíbula tensa y ganas de descargar sus deseos de una pelea, fue directo al bosque, deshaciéndose de su ropa en el camino para dar paso a su forma animal. Un lobo de pelaje completamente negro y gran tamaño comenzó a correr a gran velocidad serpenteando entre los árboles, su plan era recorrer varios kilómetros para desaparecer su malhumor pero sus planes cambiaron ligeramente al ver a un siervo a unos cuantos metros.

No tenía hambre pero aún así fue detrás del animal, una presa es una presa después de todo. Unos minutos después todo su pelaje estaba goteando sangre, se había divertido despedazando al siervo y más al recordar que a pesar de tener sus garras destrozando su garganta, el animal aún seguía vivo.

Mi mañana no se arruinó del todo. Pensó, lamiendo su osico para sacar los restos de sangre.

Fue al lago como última parada para limpiarse y sin nada más que hacer, regreso al pueblo. Con tranquilidad se encamino hacia el centro e inevitablemente una arrogante sonrisa se formó en su rostro al ver cómo omegas, betas y algunos alfas bajaban la cabeza cuando pasaban a su lado.

—Como debe ser.— Murmuró con satisfacción.

Llegó al mercado y se acercó al puesto de una omega que vendía telas, la mujer sintió un escalofrio cuando advirtió la presencia del pelinegro y Jimin sonrió al notarlo.

—Quiero está.—Dijo sosteniendo una manta muy suave y con un bordado detallado.

—S-si, son treinta monedas de plata.— Indicó con nerviosismo.

El ceño del alfa se frunció y observo con disgusto a la omega.

—¿Treinta? ¿Está basura cuesta treinta monedas de plata?— Reclamó con un gruñido y la joven se encogió en su sitio.— No te daré tanto por un maldito pedazo de tela.— Dejó diez monedas en las manos de la mujer y se dió la vuelta listo para irse.

¡¿Soy un omega?! • KOOKMINWhere stories live. Discover now