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Jimin salió de la bañera con una sonrisa satisfecha. Luego de desempacar y guardar sus pertenencias, decidió tomar un largo y relajante baño caliente que lo ayudo a eliminar estrés.

Estrés que tiene nombre y apellido.

Le pareció extraño que Jungkook no apareciera frente a él para reclamar o pelear por el cuarto, de hecho, ni siquiera escucho algún sonido o indicio de su presencia en la cabaña.

Que extraño.

Debe estar ocupado pensando o... Recordando.

—Ni siquiera voy a hacer el intento de comprender eso.— Musitó desinteresado y ya acostumbrado a las palabras sin sentido de su lobo.

Se detuvo para observar su reflejo en el espejo e hizo una mueca al ver que su cabello estaba más largo de lo que dejaría normalmente, las puntas llegaban a la altura de sus pómulos. Otra cosa que noto es que ya no tenía vello corporal en ciertos lugares, su piel parecía la de un bebé, suave y lisa, aunque lo asoció al hecho de que a los omegas no les crece en esas zonas por biología natural.

Levanto los hombros con resignación y se apartó del espejo. Ya vestido, salió de la habitación y camino por el pasillo con tranquilidad hasta llegar a la sala donde se encontró a Jeon, este estaba sentado de manera recta en el sofá y con la mirada perdida en la nada.

Enarco una ceja con extrañez y se acercó a paso lento hacia el contrario, Jungkook ni siquiera se inmutó. Paso una mano delante de los ojos del alfa pero no obtuvo respuesta, chasqueo los dedos y nuevamente sin contestación.

—Jeon.— Decidió llamarlo para sacarlo de su trance pero tampoco consiguió su atención.— ¿Que diablos te sucede?

Jungkook por otro lado tenía la cabeza en otro planeta. Por alguna razón su cerebro no dejaba de rebobinar el momento dónde Jimin, o su lobo, lo beso. Todavía podía sentir el calor de ese efímero roce y la sensación de esos labios presionando los suyos y no podía entender eso, beso a otras personas en el pasado y con ninguna paso por un shock tan grande como el de ahora.

Tal vez sea porque, además de ser el humano que más aborrece y un ex-alfa, en ninguna circunstancia se imagino ser besado justamente por él.

Si tuviera que elegir entre besar a un sapo y a Jimin, definitivamente me quedo con el sapo. Pensó haciendo una mueca.

El omega observo al contrario hacer muecas y expresiones extrañas sin ninguna razón aparente por lo que simplemente levantó los hombros y paso de largo para ir directamente a la cocina.

Hace ya varias horas que no probaba bocado alguno y su estómago rugió hambriento. Rebuscó en algunos lugares encontrando solo verduras, hizo una mueca de asco y siguió buscando pero no encontró nada más que eso.

—¿No hay carne? ¿Frutas?— Habló en voz alta llamando la atención del alfa que despertó de su trance minutos atrás.

—Les pedí a mis padres solo verduras porque era demasiado trabajo traer todo hasta aquí. La carne podemos conseguirla en el bosque y las frutas cultivarlas.— Dijo caminando hacia el rubio que lo observaba incrédulo.

—¿Cultivar? ¡Eso tomaría meses!— Gruñó molesto.— ¿Y tienes idea de cuánto tardaremos en encontrar presas en ese jodido bosque? No sabemos a qué lugares ir o si hay zonas con depredadores, ¿Usas en maldito cerebro, Jeon?

Los ojos el bajito irradiaba llamas y por primera vez Jungkook se quedó en silencio al darse cuenta que Jimin tal vez tenía razón.

Tal vez, no. Tiene razón.

—Bien, lo admiro no pensé en eso.— Exhaló pasando sus manos por su rostro. En su momento le pareció una buena idea ya que creyó que la cabaña ya tenia suministros pero la realidad era otra. — De todas formas, hay una solución.

¡¿Soy un omega?! • KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora