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Jungkook ni siquiera sintió el aire gélido de la tarde cuando cruzó el bosque completo a gran velocidad cargando sobre el lomo a su omega.
Necesitaba llevarlo a un sitio seguro y hacerlo suyo de inmediato. Sus quejidos y lloriqueos lo tenían al borde y de no ser porque Jimin necesitaba un sitio seguro para poder estar tranquilo, lo habría hecho suyo en el lago.

Llegó a la cabaña en unos cuantos minutos y regreso a su forma tomando a Jimin en brazos, este se pegó a él aspirando con necesidad su aroma. Se dirigió a su habitación y lo dejo en el medio de la cama con delicadeza. Retuvo el aliento cuando vio su mirada, una cargada de anheló y ansías, totalmente suya.

—Alfa...— Llamó y este obedecido totalmente embobado.

Sus labios se unieron con ansiedad, la lujuria se hizo notar en cada respiración y caricia. Completamente perdidos el uno en el otro, sus prendas se dispersaron por doquier y simplemente se saciaron con el cuerpo del contrario.

Jungkook lamió cada zona a su alcance creando marcas que durarían varios días. Descendió hacia su pecho dónde tomó entre sus labios uno de sus pezones y lo estímulo arrancando un pequeño gemido de la boca de su omega. Ni siquiera se estaba tocando a si mismo pero ver y oír el gocé de su pareja era suficiente para sentirse satisfecho.

Jimin se sentía en las nubes con cada toqué, su cabeza estaba frita y lo único que quería era sentir a su alfa en todos los sentidos posibles. En un movimiento rápido, se subió a su regazo y se frotó contra él con desesperación, necesitaba mucho más. Sus manos se enredaron en su cabello y tiró de él con brusquedad para unir sus labios nuevamente en un beso arrasador que les robó el aliento.

Las manos de Jeon bajaron hacia su trasero y dió un fuerte apretón para luego deslizar dos dedos hacia su entrada lubricada e introducirlos con fuerza. Los ojos del pelinegro se abrieron por completo y rompió el besó para gemir con fuerza, los labios de Jeon se encargaron de decorar su cuello con nuevas marcas mientras continuaba con su trabajo manual. Agregó un tercer y cuarto dedo a los pocos minutos y los movió con rapidez sobre ese punto que volvía loco al mayor.

—M-más, lo necesito...— Jadeó cuando los cuatro dedos fueron insuficientes, quería tener algo más grande expandiendo su interior.

La sonrisa de Jungkook se estiró y sacó delicadamente sus dedos llenos de lubricante de su entrada. Los observó intensamente durante unos cuantos segundos para luego incrustar su rojiza mirada sobre el pequeño omega que tembló en su sitio ante el profundo escrutinio.

Chupa.— Ordenó, colocando sus dedos cubiertos de fluidos frente a sus labios hinchados.

El ojiazul observó a Jungkook y luego a su mano extendida a pocos centímetros de su rostro, el aroma de su lubricante llegó a su nariz y por alguna razón, no le dió asco. Abrió la boca y sacó la lengua para lamer con lentitud cada falange arrastrando la sustancia viscosa con ella, introdujo por completo en su boca cada uno de ellos y succionó hasta la punta. Dejó escapar unos cuantos gemidos de forma conciente y levantó la mirada para ver la reacción del castaño, sintiendo orgullo cuando divisó su expresión extasiada.

Jungkook con la mandíbula tensa y sintiendo su pene a punto de explotar, retiró su mano y recostó con algo de brusquedad al omega sobre su propio estómago. La escena frente a él fue tan erótica que casi se corre con solo verlo, imaginando esa boca sobre su miembro, gimiendo por su longitud y dejando escapar gotas de semen por sus comisuras.

—Eres la personificación del pecado mismo.— Murmuró sin aliento, frotando su miembro entre las nalgas del mayor.

¿Quieres saber que tan bien se siente el infierno?

¡¿Soy un omega?! • KOOKMINWhere stories live. Discover now