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Ese día Jimin no bajo a cenar cuando lo invitaron y prefirió comer solo en su nueva habitación. Le importaba poco ser irrespetuoso con las personas que lo "Acogieron" pero no quería verlos. Se sentía molestó e incómodo con todo, estar viviendo en otro lugar y rodeado de gente que no tolera, aguantando su nueva anatomía y lobo.

—Quiero que está pesadilla termine.— Gruñó cuando despertó al día siguiente.

Con pesar se levantó y camino desganado hacia el baño, se aseó evitando mirar su apariencia y cuando termino se cubrió con una toalla hasta el cuello. Levantó una ceja con confusión cuando observo el armario antes vacio, ahora estar repleto de ropa, decidió no darle tanta importancia ya que supuso que algún sirviente de los Jeon se encargó de eso y tomó un conjunto al azar.

Deslizó las prendas por su cuerpo sin problemas pero al sentir esa incomodidad poco habitual, se detuvo. Observo con más detenimiento la ropa y soltó una maldición que probablemente se escucho en toda la casa.

—Oh no, eso sí que no.— Gruño y volvió al armario para ver el resto, saco prenda por prenda con asco y cuando todo acabo en el suelo tuvo que reprimir su malhumor.— Malditos Jeon.

A tirones se sacó el conjunto que ya tenía puesto y se colocó una bata en su lugar, tomó con ambos brazos una gran parte de la ropa y salió de su habitación hecho una furia. Bajo los escalones haciendo ruido con sus pisadas y se encontró con la familia desayunando en el comedor.

—¿Sucede algo, Jimin?— Cuestionó Juwoon con su tranquilidad característica.

El pelinegro se acercó más y sin cuidado arrojo la pila de ropa a los pies de los Jeon, que los observaron con desconcierto.

—No quiero está basura que ustedes llaman ropa, necesito nuevas prendas y si puede ser posible, que despidan al inútil sirviente que trajo esto.— Ordenó.

El ceño de los Jeon se frunció y casi al instante, feromonas ácidas inundaron la habitación pero el omega ni siquiera se inmutó, él era un invitado y debía ser tratado como tal.

—¿Crees que estás en posición de quejarte y ordenar algo en esta casa?— Bramó EunJi con su mirada azul resplandeciente sobre Park.

—Por supuesto, soy su invitado y a los invitados tienen que mantenerlos cómodos en su estancia.— Replicó mordaz.

Los puños de la omega se cerraron con fuerza y ante eso el alfa menor tomó la palabra.

—Lo sentimos por ti, invitado, pero esto...— Sujetó una de las prendas y la acercó al rostro del bajito.— Es lo que usan los omegas para vestirse, es lo que debes usar.

Jimin apretó la mandíbula y no aparto su filisosa mirada del rostro del alfa.

—Además...— Puso una expresión triste y observo la ropa en el suelo.— Creí que te gustaría la ropa que escogí exclusivamente para ti, me tomó bastante tiempo decidir.— Murmuró lo último con una sonrisa ladeada y los ojos de Jimin ardieron en furia.

Tomó las cosas nuevamente y subió a la habitación cerrando la puerta con una fuerza que resonó en cada rincón de la casa. Soltó un grito de frustración y con sus manos desgarro cada prenda una por una para luego arrojarla por la ventana. Sabia que era una mala idea intentar convivir con los Jeon pero no había pasado ni siquiera un día y ya estaba harto.

—Si continuas no tendrás más alternativa que salir desnudo.— Se dió la vuelta irritado y se encontró con Jungkook recostado en la puerta observando sus acciones.— Aunque claro, sería beneficios para ti, podrás conseguir un marido más rápido si enseñas el producto.

¡¿Soy un omega?! • KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora