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Labios besando su cuello, manos recorriendo su cuerpo, jadeos erráticos y un aliento cálido golpeando su mejilla. Sus propias manos raspando y aferrándose a la húmeda piel de su fornida espalda, sus gemidos saliendo a flote de manera involuntaria y sus caderas moviéndose a un ritmo controlado únicamente por el contrario.

Solo yo puedo provocar esto.

Su boca fue tomada con posesión y lujuria, intentó corresponder lo mejor que pudo pero termino jadeando con gotas de saliva viajando desde su mentón hacia su cuello. Los golpes en su entrada se volvieron más descontrolados y brutales, sus ojos estaban nublados en lagrimas y su pecho subía y bajaba en busca de aire. Se estaba ahogando en un mar de intensas sensaciones.

Cada parte de tu ser me pertenece.

Soltó un gemido lastimero cuando sintió un tirón en su cabello, el alfa dobló su cuello lo suficiente como para que su boca tenga acceso a esa zona. Lo estaba manejando a su antojo, como si solo fuera un muñeco de trapo maleable.

Fuiste hecho para permanecer a mi lado.

La estimulación constante, los besos en la zona más sensible de su cuerpo, sus manos recorriendo y dejando marcas en su piel, todo fue una bomba de tiempo que explotó al sentir sus dientes clavarse profundamente en su cuello.

Eres mío.

(...)

Abrió los ojos de golpe y se sentó en la cama respirando con agitación. Llevó una mano hacia su cuello y palpo con miedo, buscando una irregularidad o dolor pero no había nada.

Realmente no había nada.

Se sintió tan real al punto de que su cuerpo estaba temblando.


Exhaló aire y se dejó caer de nuevo en el colchón, la luz que entraba por la ventana servía como iluminación en la oscura habitación.

Tocó su pecho sintiendo aún el latido errático de su corazón. Se estaba volviendo loco. Desde hace días tenía sueños similares a ese, él y Jeon en la cama, cada uno era aún más intenso que el anterior pero nunca llegó al punto de una marca.

—¿Que está pasando?— Murmuró cubriendo su rostro con sus manos.

La mañana comenzó igual que los últimos días, su pesadilla aún latente en su mente pero más disipada, su mirada perdida en el nublado y sombrío día que se visualiza desde la pequeña ventana de la habitación. En su mente esto es solo una mala broma del universo, nada tenía sentido pero, ¿Cuando lo tuvo en realidad?

Suspiró y se envolvió aún más en las colchas, hacía bastante frio como para salir de su nido de mantas, aunque técnicamente no ha salido de su cuarto en más de una semana. Era extraño, los cielos nublados solían ser sus favoritos, salir a caminar bajo la lluvia y respirar el fresco aroma de la tierra mojada es simplemente liberador. Deberia sentirse de esa manera, libre y relajado pero muy contrario a eso su estado de animo era laxo, moverse o simplemente existir le estaba costando demasiado.

Sabia la razón, era demasiado obvia y eso no hacia más que aumentar el desprecio que le tiene a su propia situación.

—Estúpido lobo y su jodida depresión.— Murmuró con repudio, sintiendo casi al instante una dolorosa presión en su pecho.

¿Por qué estas cosas me pasan a mi? Paso sus manos por su rostro frustrado.

Por favor...

¡¿Soy un omega?! • KOOKMINHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin