85

76 16 21
                                    

Aunque podía aparecer sencillo, la realidad era que estaba cagándose de los nervios, y ni siquiera era el día todavía.

Había decidido hacerle caso a Yangyang y confesarse, de todas formas no perdía demasiado, sólo la dignidad y una posible amistad con Donghyuck, pero eso no era realmente algo que quisiera en realidad y era evidente desde el primer momento.

Lo malo de que estuviera practicando toda la tarde, es que ya había creado al menos ochenta y seis escenarios diferentes en los que Donghyuck le decía que sentía lo mismo, en otros le decía que no de manera amable, en otros se burlaba de él, en otros lo besaba, en otros sonreía y la cámara se alejaba lentamente de forma dramática mientras entraban los créditos de patrocinadores.

Y ahora se sentía incapaz de hacerlo, como una persona totalmente ajena a él fuera el que estuviera por vivir eso en algunas semanas.

Era extraño y odiaba sentirse así, así que se había hecho bolita en su cama, pensando en cómo podría confesarse sin sentirse tremendamente triste por no conseguir hacer realidad ninguno de los escenarios en su cabeza —porque, siendo honesto, sentía que ninguno iba a hacerse realidad—. Y sonó el timbre.

De tantas desgracias que habían ocurrido cada vez que alguien tocaba su timbre, sentía fobia de la idea de este, de no ser porque rentaba el departamento, probablemente ya habría mandado quitarlo sólo para no oírlo.

Se puso de pie pesadamente, con la manta que llevaba puesta todavía alrededor del cuerpo y se asomó por la pequeña mirilla.

De pie frente a su puerta, luciendo despreocupado, estaba Yukhei, sosteniendo las llaves de su auto en su mano izquierda, además, estaba sonriendo de oreja a oreja y, cuando escuchó como Renjun ponía la mano en el pomo, sonrió más.

Renjun abrió la puerta, y casi se va para atrás cuando lo que recibió fue un beso en los labios tan repentino, que sintió un dolor recorrerle la cara.

No reaccionó en los primeros segundos, tratando de procesar qué estaba pasando.

Yukhei estaba besándolo, sosteniéndolo de la cintura al mismo tiempo, como si no quisiera que se le escapara y Renjun no supo bien qué hacer, dejó las manos en su pecho un momento. Luego el olor a alcohol lo golpeó como un balde de agua fría, y lo empujó, reuniendo toda su fuerza.

—¡¿Qué te pasa?! —chilló, dando dos pasos hacia atrás y limpiándose los labios con la manga de su sudadera—. ¡¿Te volviste loco?!

Yukhei, en lugar de disculparse o algo así, sólo sonrió, como si la situación por sí sola lo divirtiera muchísimo.

—Ya lo entendí —dijo—, estaba celoso.

Renjun frunció las cejas totalmente confundido y, cuando Yukhei dio un paso al frente, él se alejó otros dos y aferró la puerta con una mano, listo para usarla como arma de ser necesario.

Le resultaba un poco gracioso como de rápido podían cambiar las cosas, hace unos meses habría dado saltos en un pie de sólo saber que Yukhei lo había besado porque quería, de saber que quizás sentía algo por él.

Ahora quería que se alejara, de ser posible a cien mil kilómetros de distancia y que no volviera a tocarlo sin su consentimiento nunca, ni por asomo, ¿Quién le había enseñado que eso estaba bien?

Además, estaba ebrio.

—¿Y eso qué tiene que ver conmigo?

—Estaba celoso de que ya no me prestaras atención —respondió Yukhei, todavía sonriendo como si hubiera ganado la lotería y fuera a volverse rico de un momento a otro... Cosa que, de hecho, ya era—.  No entendía porqué, ahora ya lo entiendo.

Candy ⇢ HenYangNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ