Te amo, lo siento...

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El silencio era lo más presente, el chico ya no sabía qué más decirle después de eso y Lia, estaba pasmada y con el corazón cada vez más lento o rápido, no lo sabía lo único que lograba entender era que sentía un gran peso en el pecho, el chico pasaba su vista al rostro de la chica con ansias, del mentón a sus ojos, de sus ojos a sus labios y a sus ojos nuevamente esperando ver algo bueno aunque el rostro de ambos denotaba lo obvio, una gran pena

—Lo siento —murmuro el chico apretando los labios, tomando la culpa de lo que ocurría pero Lia negó con la cabeza, él no tenía porqué sentirlo, ella no lo culpaba por nada menos por eso— solo... te amo —formuló vocalizando las últimas palabras sin poder hablar más fuerte
—No... —la chica movió la cabeza como si así pudiesen quitarse esa idea, ambos— no está bien, lo siento...
—¿Por qué...? —preguntó confundido pero la chica no dijo nada— ¿Es porque soy mortifago? —inquirió dando un paso hacia ella, casi como esperanzado de que ese fuese el problema pues lo podía solucionar— Yo te juro que...
—No, no es por eso...
—¿Entonces por qué? —preguntó nuevamente muy confundido— Por favor —agregó al ver que la chica que negó con la cabeza— solo dime porqué, si me dices que no te gusto esta bien, lo aceptaré, sólo dime
—Yo... yo no puedo... —murmuro bajando la cabeza sin saber que hacer
—Escúchame —pidió a lo que Lia apretó los labios más ansiosa de lo normal

Habría sido todo tan distinto, realmente tan opuesto a lo que pasaba, si tan sólo no tuviesen ninguna unión, una extra, una no mental o espiritual si no sanguínea, todo habría sido diferente, sabía que le habría encantado oír lo que oía, ahora lo hacía, le encantaba, pero eso sólo la hacía sentirse peor, igual que él aunque esté aun no lo sabia. La verdad ahora era algo tormentoso, algo que la atormentaba, luchaba con lo que empezaba a sentir teniendo la verdad delante, mucho más difícil que para él pues aunque sintiera algo no podía hacer nada cosa que él no comprendía y si no lo hacía no existía, pero so no hacía que no existiera para ella, aún así la versión del no en ambos era muy diferente pero irónicamente los sentimientos eran idénticos.

—Estas a favor de los muggles y los... hijos de muggles, lo sé y aunque a mí no me agraden trataré de no odiarlos —hablaba con ella con ansias liberando lo que sentía sin poder reprimir más nada, pidiendo un poco de cariño, pidiendo que viera que estar juntos no iba a ser tan malo porque él haría lo que fuera por ambos— no soy aficionado a la lectura de té pero he aprendido un poco para que puedas hablarme de eso y saber que te entiendo, tampoco soy bueno con los colores pero recuerdo todo sobre ellos gracias a ti, se que prefieres el cabello rojo pero te aseguro que el negro no está tan mal —le dijo con el corazón en la boca, con las palabras saliendo de él con dolor, quedando como llama en la chica que tenía los ojos nublados, sin poder decir libremente lo que le habría gustado, tragándose sus palabras como flechas en el corazón— odio trabajar en equipo pero... —se frenó relamiéndose los labios por la lágrima que había corrido de sus ojos— contigo es diferente —agregó y la chica no pudo evitar una leve sonrisa apagada y triste
—No puedo... —apenas susurró en voz baja sin siquiera poder decirlo más alto del dolor que le causaba
—¿Por que...? —quería saber el porqué si existía un no por lo menos un porqué le daría fin a todo, o no un simplemente una respuesta— ¿Dime por qué...? Yo sé que es un no, no te pido que lo cambies, solo quiero una explicación para... —frenó y trago fuertemente apretando los labios para volver a hablar, apretando la mandíbula ya que trataba de reprimir todo lo que sentía aunque no podía hacerlo muy bien— para no sentirme así... por favor —agregó lo último con educación pero gran vacío
—Ay Reggie —susurro triste— no puedo... es difícil —completo sin saber que decir
—Trataré de entender, lo prometo —agregó dándole paso para que se lo dijera, sea lo que fuera
—No, no seré yo quien te lo diga... agrande esto y... ya es tarde, no... puedo... —confesó y el chico miro hacia el cielo triste y decepcionado, sin poder hacer más que sacar sus propias respuestas, mirando a la chica
—¿Es por... es por Fred? —pregunto relamiéndose los labios frustrado y decaído, casi decepcionado de que fuese así
—No..., no, no —intervino la chica rápidamente— no es por él
—Me gustas —intervino como explicándole lo que ocurría pues no creía que no fuese por Fred— desde siempre o no lo sé la verdad, solo se que sabes que sé lo de ti y Fred y lo fuerte que fue todo eso, lo amaste... —lo dijo aunque le costaba, le costaba más aceptar que ella si lo amara a él después de todo— y... así... Debí saberlo cuando cuando hablabas de él y cuando contabas lo que sea, en mí... no se ocurría algo que no sabía que era, te prometo, traté de evitarlo porque era algo... no lo sé, todo ese sentimiento solo era parte de mi y así debía quedarse, supongo que tú y el...
—No es el que me guste, o esté enamorada de él, creo que lo amo —trato de explicarse pero este sólo miro a otro lado como si lo hubiesen apuñalado, asintiendo con tristeza como si esa fuese su respuesta, aunque la chica no quería que entendiera eso pero debido al momento no lograba explicarse bien— de la manera en la que no entiendo, no de la otra, pero no volveré con él y es por eso que no entiendo de qué manera amarlo, tener eso así nunca me facilito nada
—¿Por qué? ¿Por qué estas segura de que no regresarías con él? —preguntó mirando hacia otro lado pues no creía que fuese así no creía que estuviese segura
—Siempre a sido tan... él, pero... él... no sé solo se que no terminamos bien pero él...
—Es un idiota —murmuro adelantándose a lo que pudiese decir, casi con una leve sonrisa que denotaba su indignación
—Ya... y es por eso que no estaré con él de nuevo —dijo no contradiciéndolo si no dándole la razón— aunque lo ame o quiera mucho, es... no sé es difícil
—Te engaño —dijo recordándoselo con pena pero no por ambos, por ella, porque no creía que ella mereciera eso
—Lo sé... —susurro ella
—¿Eso no basta para dejar de amarlo? —preguntó casi como diciéndole si acaso su amor era tan grande como para no importarle aquello
—Es que...
—¿Qué? —preguntó mirándola a los ojos
—Es Fred... —susurro con los ojos cristalizados, no porque él no fuese por él simplemente diciendo que pese a la respuesta que fuese no podían hablar de Fred sin que ella recordase al Fred que conoció el que no tenía nada que ver con el que la traiciona, el pelirrojo que siempre estuvo para ella

Inefable - SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora