¿Aceptas la parte mala?

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Pasaron varios minutos para que el señor volviera, sudando y con la cara pálida, con la presión baja debido al susto que estaba experimentando, el ladrón no llegaba y el tiempo pasaba, poniendo su vida cada vez en mayor peligro, acercándose a los dos chicos como si hubiese visto un fantasma, sin saber que decir para aumentar el tiempo de su existencia.

—Ya va a venir, no tarda —decía observándolos a ellos y a la carretera, sudando por la preocupación de no que el hombre no apareciera— Es un hombre peligroso, así que deben tener cuidado —agregó haciendo que Lia riera, giró tratando de reprimir o ocultar sus risas pero no pudo
—Si no se apura, tú pagarás esto ¿Lo sabes no? —amenazo Regulus abriendo la puerta del auto para que Lia entrara, ella se sentó mientras este iba a hacia la otra puerta para sentarse sin quitar la vista del hombre que ya tenían marcado y preso por eso no podía desaparecerse

La chica respiraba profundamente, una y otra vez tratando de calmar su risa, tirada en el coche respaldada sobre la puerta del auto sin querer ver al hombre que haría que la risa volviera a ella como un ataque de risa, en cuanto el chico entró al coche y se sentó ella bajo la mirada apretando sus labios, avergonzada y culpable por haber reído en momentos serios para el chico.

—Puedes tirarme un hechizo si pasa de nuevo —dijo la chica mirándolo apenada
—No
—Tienes toda mi autorización, no voy a o...
—No, ¿Por qué lo haría? —le pregunto y la chica lo miro confundida— me gusta tu risa —agregó recostándose en el asiento y mirando al frente, más relajado que antes, la chica empezó a hervir, sonrojada, poniendo la mano en su boca para ocultar una sonrisa aunque esté aún sin mirarla directamente lo noto y sonrió gustándole su nerviosismo

Se quedaron así por varios minutos sin decir más, teniendo todos sus pensamientos en la conversación de hace un momento mientras miraban al hombre fingiendo que su atención estaba ahí y no en sus mentes.

—¿Qué fue lo qué pasó? —preguntó con curiosidad y una ligera sonrisa, refiriéndose claramente a la risa de la muchacha luego de las palabras del hombre
—Es que... —se detuvo para reprimir unas ligeras risas— Mundungus, Fletcher... el ladrón, es un idiota
—¡Woo! —exclamó el chico con una sorpresa exageradamente burlesca y sarcástica— Esa boquita —dijo haciendo que Lia riera, al ver eso el chico sonrió mordiéndose el labio tratando evitar mirarla

De pronto un estruendo hizo que ambos irguieran sus cuerpos para poner toda su atención al frente, donde seguía el hombre de la varita junto a otro pequeño hombre que acababa de aparecerse ahí, llevaba un costal sucio pero grande, con un gran peso pues cuando lo dejó en el piso sonó estruendos de varios sonidos de objetos extraños, el hombre tambaleó un poco antes de quedarse quieto y mirar a su comprante, con una sonrisa típica de los vendedores o ladrones que ofrecen sus productos a precios exorbitantes en logro a sus fechorías.

—¿Es él? —preguntó Regulus a Lia sin quitar la vista del hombre calvo con aura descarada, presumiendo sus robos
—Sí... —asintió Lia y este abrió la puerta— espera... él puede reconocerme —intervino deteniéndolo antes de que saliera, Regulus de un movimiento rápido y ágil se quito la sudadera quedándose con el polo blanco que tenía dentro
—¿Te sirve? —preguntó ofreciéndole su sudadera, Lia asintió y este salió del auto

La chica se colocó la sudadera con rapidez, subiéndose la capucha tapando todo su rostro y su cabello, sacando de su bolso unos lentes y una chalina, para asegurarse de que no la reconociera, corrió lo más rápido que pudo para alcanzar a Regulus que se ponia delante de Mundungus quien levantaba la cabeza para ver al muchacho, con cierta intriga y una sonrisa ciertamente nervioso

—Un comprador nuevo..., un nuevo comprador, como digo la primera compra siempre viene con descuento, que...
—Un mortifago... —murmuró el hombre de la varita robada, apenas eran murmullos pues su voz no daba para gritar de lo atónito que estaba

Inefable - SerendipiaΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα