Alucinógeno

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Las miradas se centraron tanto en Lia como en Regulus, una nueva conversación había salido de la nada. El hombre del Karaoke observó a la chica de la invitación con una sonrisa de burla pues había sido interrumpida tal como ella lo había interrumpido a él. En caso no fuera por la tensión del momento el joven del Karaoke abría soltado grandes carcajadas.

—Estaba pensando, y... tú eres una bru... —Lia abrió los ojos con miedo, lo jalo hacia un lado golpeándolo con la pared, por error, lo bueno fue que lo freno antes de que completara esa palabra— ah —se quejó él, tenía el ceño fruncido sorprendido por el golpe, la miraba sin entender a qué venia ese golpe pues en su estado no medía las consecuencias de sus palabras
—¡Shu! —lo silencio Lia, aun asustada con la palabra que él había estado por decir
—Sabes —hablo este con una sonrisa llena de altivez— tiene lógica que hubiese conocido, o no, a tus padres
—¿Qué...? —susurró ella aún más nerviosa
—¡Pero! No sé... —empezó a decir casi como si el tiempo que se tomaba para hablar fuera adrede— no te pareces a él y hasta donde yo se él no tenía ninguna persona con la que... podría haber tenido una hija
—¿Tú..., te refieres a? —preguntó y este la observó minuciosamente quizás esperando a que ella respondiera su propia pregunta
—¿A...?

Este no respondió quizás notando entre su antilucidez alguna pizca de nerviosismo en Lia, cosa que le causó intriga, ella hizo un ademán para que siguiera, fingiendo un poco de tranquilidad. Entonces la chica que los había invitado a su mesa se acercó a ellos, con una sonrisa sin nada de felicidad por el contrario algo irritada, preguntó si ya habían terminado de charlar. Lia permanecía de espaldas a ella y aunque fingía tranquilidad verdaderamente aún estaba nerviosa, no logró darle atención a la chica, sin querer, pues ahora su mente solo estaba en la conversación que estaba teniendo. En cambio Regulus sí escucho a la muchacha aunque no la miro pues también estaba intrigado en la conversación pero a diferencia de Lia este sí la ignoro adrede.

—No creo que sea tu padre —dijo y Lia entre abrió los labios algo nerviosa— pero ¿Por qué tienes su maletín?
—¿Qué? —preguntó ella quedando muy confundida, pestañeo unas veces tratando de comprender lo que había dicho
—S. S. Lo noté en tu maletín, tiene inscrito esas iniciales, es la maleta de Severus
—Ah —suspiró algo aliviada, quien sabría si seria malo si se enteraba o no de quien era hija pero lo que tenía seguro era que Regulus no volvería con Sirius, si tenía familia este simplemente se alejaría.

Justo en ese momento el chico del Karaoke al otro extremo de ellos, estaba discutiendo con la muchacha de la invitación.

—No tenía... no recuerdo, no, si recuerdo pero no —dijo Regulus confuso pues de vez en cuando las palabras se le iban de la mente
—No —intervino Lia dando la respuesta concreta y verdadera— no es mi padre solo me dio el maletín porque... me gustaba las pociones tanto como a él, supongo...
—¿Supones? —preguntó y Lia se quedó en silencio

Suponía, le gustaba y por eso o por qué la apreciaba pero después de todo lo que había ocurrido Lia no sabía como hablar de ese tema.

—Ah... —habló el hombre del Karaoke acercándose a ambos y poniéndose a su lado, muy cerca, para que lo observaran y no lo ignoraran, como a la chica de la invitación. Logró su cometido pues ambos giraron el rostro y lo observaron—  disculpen la interrupción —dijo rápidamente viendo la mirada de ambos, una era más gentil que otro pero igual él sabía que interrumpía una charla importante— hace ya un gran rato te iba a ofrecer un box privado, pero...
—¿Box privado? —preguntó Regulus interrumpiendo al joven aunque eso parecía importarle poco
—Sí, una habitación de Karaoke privada
—Privada —repitió Lia algo frustrada, soltando a Regulus al fin, si habría dicho eso desde el inicio, nada, ¡nada!, ninguna canción, ningún escenario nada hubiese ocurrido, ningún trágame tierra
—¿Estas hablando en serio? Un lugar sin... —dijo Regulus cerrando los labios con rabia, al igual que Lia, frustrado pero mucho más enojado que ella— sin Muggles —finalizó molesto
—¿Muggles? —preguntó el hombre pero recordó el estado en el que lo había dejado el brownie por lo que no le dio mucha importancia— ¿Nosotros no? sí supongo que sí, se los iba a decir pero ustedes me interrumpieron

Inefable - SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora