Dieciocho años

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El sol ya estaba ocultándose y era cuestión de pocas horas para que anocheciera pero al fin estaba lista la tienda al igual que los hechizos protectores que rodeaban el lugar. Lia hizo aviso para que Regulus ingresara a la tienda; ya nada precavido lo hizo sin más pues aunque antes se había cuidado de cualquier ataque de igual manera había resultado herido.

—Tiene tres... ¿dormitorios, separaciones personales? —dijo Lia sin saber como referirse a los espacios de aquella tienda de acampar que se debían de denominar cuartos— o habitáculos para ti —agregó divertida
—¿Te gusta el Quidditch? —preguntó Regulus ignorando lo que la muchacha había dicho
—¿Qué? —hablo confundida pues había estado divertida con sus pensamientos que no había notado que Regulus estaba entretenido con unos pósters que Sirius había dejado sobre la mesa la última vez que había estado dentro de la tienda— Ah...
—La favorita de mi hermano... —murmuro pasando sus dedos sobre el póster— ¿Vas a explicarme ya por qué no puedo aparecerme? —preguntó directamente luego de aquel murmuró pues de alguna manera había recordado a su hermano y su familia y tenía necesidad de ser rápido en sus actos para llegar a ellos lo antes posible
—Ah... —susurro Lia confusa por el cambio radical de conversación (conversación que no tenían pero por lo menos no había nada de presión)— si... sí

Este la miró esperando que empezara pero Lia no sabía exactamente cómo hacerlo y por eso se había quedado en silencio pensando que decir ya que no encontraba ninguna palabra exacta o correcta con la que podría empezar.

—¿Entonces? —inquirió Regulus deteniendo la mordida nerviosa de labios de parte de Lia
—Ah, si —exclamó asustada yendo hacia la mesa pues Regulus estaba en la esquina de esta donde minutos antes había estado observando el póster de quidditch— Ehm... —susurro sacando una silla y colocándola a un lado de la mesa mientras señalaba la silla del lado de Regulus para que este tomara asiento

Con un resoplido y a regañadientes se sentó tomando aquella acción de Lia como una exageración y dramatismo.

—Solo dilo —dijo despreocupado tratando de que ella fuera al grano

Lia apretó sus labios algo indecisa pero finalmente con un gran suspiro se decidió por solo decir lo que tenía que decir o decir lo que este le dejara decir o hasta cuanto él podría creerle.

—Bueno... desde que estuviste aquí o más bien ahí en la cueva... ha... ha pasado mucho tiempo
—¿Mucho tiempo? —preguntó él con el ceño fruncido sin entender o más bien creyendo que había exageración y mentiras en eso
—Sí..., tú... mientras estabas ahí eras considerado... estabas considerado muerto y ya ha pasado mucho desde que "moriste"
—¿Morí...? —inquirió él con molestia reflexionando poco a poco el hecho de que sí: había permanecido ahí sin que nadie supiese de eso, nadie más que Kreacher quien probablemente lo creía muerto al igual que los demás— ¿Cuanto es mucho tiempo? —preguntó esta vez teniendo en mente un largo de tiempo que aún sonando para él algo muy largo era muy lejano al verdadero tiempo que había pasado él en aquella cueva, un inimaginable tiempo para él
—Ah... —susurró Lia volviendo a morder su labio con nerviosismo
—¿Meses? —preguntó pero ella negó con la cabeza— ¿Años? —inquirió en voz más baja rogando que si era así fuese la mínima cantidad de años posibles; uno, dos, tres o cuatro, máximo cinco que ya había sonado abismal y enfermizo. Lia asintió a la última pregunta y dio paso a otra pregunta— ¿Cuántos?
—Bueno... yo nací en el año en el que tú... "moriste"
—¡¿Dieciocho años?! —preguntó sin creerlo alzando la voz pues esperaba haber oído mal, esto solo causó un susto en Lia— ¿Dices que pasaron dieciocho años? —agregó más calmado pero con una mirada más directa en Lia, esperando algo de mentira en ella algo que favoreciera su idea de que todo lo que ella decía estaba siendo un estupido juego
—Sí... —respondió mientras asentía con pura sinceridad, en ella no había ni una mínima búsqueda de juego en el tema o de mentira y él aunque no quisiera lo había notado, para su mala suerte.
—Mi familia tú los... son... —susurro y ella formuló un "lo sé" haciendo que este continuara— ¿Mis padres...? —preguntó con el corazón a mil por hora, esperanzado por una buena respuesta aunque poco a poco está esperanza decaía pues notaba la mirada de ella llena de suavidad y tristeza; entonces entendió lo que había ocurrido con sus padres.

Inefable - SerendipiaWhere stories live. Discover now