Las profundidades del mar

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Respiraba correctamente, tenía el casco burbuja con lo que podía respirar bajo el agua, pero haría nada mientras no abriera los ojos pues nunca iba a saber a dónde ir, la cuestión era que si abría los ojos no iba a querer ir a ningún lugar más que afuera del mar.
Me atormentaba sentir el agua, temía que en algún momento algo tocara mi cuerpo algo que no fuese solo agua. Resonaba por mi mente lo que Ron había dicho, yo no sería capaz de enfrentarme a esto y era así, pero ya estaba aquí y no quería echarme atrás. Respire profundamente tratando de tomar coraje, en ese momento sentí pasar algo por mi cuello e hizo que abriera los ojos inmediatamente, volteé a ver si había algo y no había nada, solo agua, profundo, oscuro y infinito; mi corazón parecía latir más rápido y más fuerte como si estuviese en un gramófono, el aire empezaba a ser pesado como si se evaporara poco a poco. No sabía si imaginaba lo que empezaba a ver pero en lo oscuro de las aguas habían grandes ojos, ojos enormes que hacían que no pudiese respirar, si se acercaban o no eso no lo sabía ni siquiera si era real. Trataba de luchar contra mi propio miedo mirando abajo, no se veía muy bien por qué la luz era más tenue dentro del agua, cerré mis ojos por unos segundos en los cuales empezaba a dirigir mi cuerpo hacia abajo, cuando los abrí fue para dirigirme a lo más profundo del lugar, como ir a un poso sin salida como ir directamente a la boca de la criatura más horrenda que podía haber imaginado. Mientras más bajaba más oscuro se hacía, había realizado un hechizo Lumos con la poca voz que me quedaba, se veía mejor que antes pero aún no había un final. Seguí nadando hacia abajo cada vez respirando peor, empecé a dejar de hacerlo en algún punto por lo que me toque el cuello, rascándolo, quizás en un afán por liberarme de la presión que sentía en el cuello tratando de volver a respirar pero nada ayudaba, empezaba a descender por la fuerza del agua casi como si una horrenda criatura me succionara, no podía calmarme, en este momento lo único que imaginaba era un calamar gigante, un ojo gigante en medio del mar junto a millones de criaturas horribles acercándose, cerrar los ojos era ver eso con más definición y abrirlos era ver la realidad, la oscuridad del mar que traía consigo todo lo que imaginaba. El aire parecía haberse evaporado aunque llevaba el encantamiento casco burbuja, iba a subir a tratar de liberarme y poder respirar aunque no parecía posible porque ahora la superficie no se veía, estaba en el fondo del mar y no sabía si podría lograr llegar arriba o simplemente me ahogaría a la mitad del camino, tenía una gran presión en el pecho al igual que lo único que escuchaba era el latido de mi corazón que parecía estar en mi cuello y oídos era tan fuerte que parecía que algún momento se saldría de mi pecho. Empecé a descender lentamente mientras poco a poco empezaba a quedar inconsistente, durante unos segundos (para mí) todo oscureció, las imágenes en mi mente y todo lo que me rodeaba como si me hubiese dormido. Cuando abrí los ojos cansada y aún con falta de aire vi hacia abajo y nuevamente mi respiración y corazón se aceleraron, había algo un poco más abajo de donde estaba, empecé a sentirme mal de nuevo creyendo que era alguna bestia pero mientras más descendía la figura iba tomando forma. Frente a mi tenia a un chico de pelo ondulado casi rizado, permanecía quieto flotando en el mar como si estuviese dormido, por un momento recordé las palabras de Harry quien había relatado como nos había encontrado en la prueba del lago en el torneo de los cuatro magos, era así como había sido.
Era cierto, no solo la explicación de Harry si no también lo que el libro decía, era él; Regulus, lo sabía por la foto con la insignia que habíamos visto en su cuarto, estaba ahí frente a mí.

—Uhm —trate de hablarle pero no parecía consciente, acerque mi mano a su mejilla cuando de repente sonó algo atrás mío asustándome.

Lo tome del pecho rápidamente y lo jale pero hubo una fricción que hizo que no pudiésemos avanzar, agarre su cuerpo y me aferre a eso pues parecía que el agua me empezaba a impulsar hacia arriba, me posicione bien agarrando su cuerpo un poco más abajo que la primera vez percatándome de la cadena amarrada en su pie, eso lo mantenía preso en el fondo del mar.

—¡Relashio! —dije apuntando con la varita hacia las cadenas

El hechizo dentro del agua pareció un chorro de agua hirviendo que terminó rompiendo las cadenas liberando al cuerpo haciendo que al fin pudiese llevarlo conmigo. En ese momento vi como el agua empezaba a ahogarlo aunque el cuerpo seguía dormido. Tan rápido como pude realicé el encantamiento casco burbuja. Trataba de no ver nada, nadaba hacia arriba esperando encontrar la superficie rápidamente, todo mientras jalaba el cuerpo de Regulus como podía, iba más lento por eso más aún porque nunca había sido fuerte y menos una excelente nadadora.
Empezaba a ver la luz verde de la isla de roca así que empecé a nadar más rápido jalando el cuerpo hacia arriba porque parecía que mientras más cerca estaba el agua más nos impulsaba hacia abajo. En el momento que vi una parte de la isla hice lo posible para alcanzarla, con la mano izquierda agarré fuertemente del brazo y pecho a Regulus y con la otra mano tome la del borde de la isla tratando de tomar más fuerza y así fue, salí del agua al fin y el casco burbuja se rompió, empecé a jalar el cuerpo de Regulus con dificultad hasta sentarme en la orilla y vi como al salir del agua el casco burbuja de él también se rompía, ahora con el cuerpo en la isla jale a Regulus lentamente porque ahora pesaba más que dentro del agua y no solo por eso pues sentí como mi pie era rozado por una fría mano y fue ahí dónde entendí que los inferís estaban tratando de impedir que el cuerpo saliera, paniqueada tire del cuerpo como pude haciendo que mi pierna y la de él se cortaran con una roca filosa pero afortunadamente terminé colocándolo completamente en la isla, lo jale un poco más pues me asustaba que la mano de algún inferí tratara de llevárselo. Deje el cuerpo tendido mientras lo veía desde un lado, mis manos estaban temblando fuertemente, no podía controlarlas al igual que mi corazón que aún no dejaba de latir fuertemente, estaba mareada y a la vez seguía teniendo un poco de presión en el cuello, el agua corría por todo mi cuerpo, trataba de respirar tranquilamente pero era en vano, aún seguía mal.

—mmh —susurré acercándome al cuerpo y moviéndolo tratando de que se levantara— Re... Regulus —agregue intenta de hablar torpemente pues hasta mis labios temblaban

Empecé a mover el cuerpo mientras veía también como las aguas vibraban, no salía nada pero las vibraciones no eran una buena señal. Coloque mi mano en su cuello sintiendo lo frío que estaba, casi congelado, empecé a buscar su pulso aunque no podía encontrarlo no sabría decir si era por que no lo tenía o porque yo estaba temblando y eso me entorpecía. Agarre la varita que había dejado a un lado y la dirigí hacia él.

—Anapneo —dije tratando de ayudar a despejar sus vías respiratorias pero el cuerpo sólo dio un pequeño brinco sin ninguna respuesta, él aún seguía inconsistente— porque no funciona... —susurre desesperada sin saber qué hacer

Seguía temblando y nada más que Anapneo se venia a mi mente y el encantamiento no había dado resultado, entonces en un segundo se me vino otra idea para salvarlo. Empece a hacer compresiones en su pecho tarareando una canción pues no sabía de qué otra manera calcular el tiempo de cada compresión, levante su mentón suavemente colocando su cabeza en la posición correcta. En unos lentos y breves segundos mire su rostro ahora muy palido, su nariz y luego sus labios, permanecían rojos un poco morados por el frío, sin más tape su nariz con mis dedos y coloqué mis labios en los suyos.

—Por favor reacciona —rogué en mi mente

Sople tratando de despejar sus vías de esa manera, no sirvió así que hice eso nuevamente y parecía no funcionar cuando de pronto el cuerpo se movió haciéndome asustar pues botaba agua de la boca

—¡Fh! —sonó como una inspiración, como si tratara de recuperar el aire

Lo mire con preocupación mientras tosía y se elevaba tratando de botar el agua de su cuerpo, entonces su mirada, sus ojos verdes (por la luz del lugar o porque eran así) se colocaron en mí, mirándome con confusión, intriga y desconfianza.

—¿Quien eres? —preguntó agarrando mi varita la cual había dejado al lado suyo









Nota:

¡¡¡¡Ih!!!!!! ¡Al fin listo el capítulo!

¡Está vivo!

11:11

Inefable - SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora