El Principito

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Había muchas cosas en las que ambos chicos pensaban, empezando desde el inicio, ojos cafés y mucho rojo, bueno o malo, eso no era nada claro como lo demás, pero tenía significado, aunque estaba más codificado, algo que ninguno podía entender y que dejaron atrás pues lo siguiente... lo siguiente era algo más completo, un niño, rubio o castaño con un poco de parecido a Regulus, eso dejaba mucho que decir, más para Lia que empezaba a relacionarlo con lo que le habían dicho a él, era extraño pero cuando lo miraba veía eso, lo que había dicho la señora, él adorando a una chica rubia y debía ser así, quizás era así, había acertado, había dado con el nombre de Sirius, con un nombre real y preciso. "Tu hijo aunque no de sangre" eso pensaba Regulus, Lia tenía un corazón noble así que el que considerará a un niño como su hijo no resultaba muy irreal, agregando lo de Sirius todo se le hacía más complicado de creer, el tema de la chica rubia, dudaba de eso, en realidad estaba seguro de que se equivocaba en eso y seguramente en otras cosas, a eso le seguía, una noche llena de estrellas... ambos miraron al cielo y aunque habían estrellas no sabían si eran muchas o no, la cantidad podía ser a ojo de la persona, ¿Qué pasaba si tres eran muchas para la señora? hoy se veían unas seis estrellas muy brillosas en el cielo, junto a varias con menor brillo, con lo último había más, "No sé quién está más perdido tú o el", eso había sido dirigido para Lia lo cual sólo los dejaba más confundidos, "Toujours Pur", eso era algo que Lia entendía a la perfección, el lema de la casa de Black, de Regulus y el de ella, aunque esté solo lo tomaba como una muestra de la señora para que él creyera en sus palabras, diciéndole el lema que ya conocía muy bien.

—Eso... —susurro Lia mirando a la carpa de Adivinación— ¿Crees que...
—No —respondió sin siquiera esperar a que terminase
—Dijo el nombre de Sirius —intervino con seriedad mostrándole el obvio punto del caso en el que adivinar un nombre era más complicado que decir palabras al aire
—Seguro fue una coincidencia... —habló seguro aunque dentro suyo estaba lleno de dudas y preguntas

Respecto al mensaje de "Tu última batalla no es la del verdadero riesgo que corres" Lia lo había entendido como algún mal augurio y aunque el mensaje fue para Lia era dedicado a Regulus pues la señora trataba de decirle que no debía creer que la última pelea fuese a lo que se refería el té o la tesomancia, no podían pensar eso, pues una calavera era algo más fuerte que un pequeño ataque, aunque un riesgo a correr podía significar salvatoria en muchos sentidos, si era un riesgo no podía ser un accidente, aunque eso estaba en un cincuenta y cincuenta.

—Me... me... —decía una niñita de pelo castaño jalando el abrigo de Lia— me he perdido —dijo cuando ambos la miraron confundidos, observando su cara llena de lágrimas y su manera excesiva de temblar
—¿Eh? —Lia no se podía creer lo que veía y tampoco procesaba el repentino cambio de pensamientos, apenas salían de la carpa de la adivina que no había dicho cosas muy buenas y ahora tenía una niñita llorando a su lado
—Mi... mi... hermano también, pero... pero... lo he perdido —dijo tratando de hablar pues no paraba de llorar— me... me... ha dicho que no... no... hable con nadie pero... pero... me da miedo aquí —agregó y claro que tendría miedo como había dicho Lia la carpa de adivinación estaba por lo más oscuro y los bosques que lo rodeaban se veían muy tenebrosos, suele pasar con los bosques con ferias, es un estilo como de película de terror y los payasos sólo lo empeoraban, las risas de estos saliendo por las carpas y cosas así sólo creaba un ambiente algo espeluznante
—¿Donde lo perdiste? —preguntó agarrando su manito y viendo el lugar por el cual suponía había llegado
—No sé —respondió y se hecho a llorar en la pierna de Lia

La chica apretó los labios sin saber que hacer viendo a Regulus que estaba igual, sin saber que hacer, viendo la escena del llanto, prefiriendo mantenerse al margen.

—Bien, lo buscaremos —le dijo Lia haciendo que la pequeña se tranquilizara un poco

Comenzaron a caminar hasta que la pequeña se tranquilizó, pues el frenado en el puesto de pistolas y el regalo de un enorme gato tierno de parte de Lia hizo que se tranquilizara. Se quedaron parados al lado de un vendedor de dulces pues la pequeña recordó que ahí había sido el lugar donde vio por última vez a su hermano.

Inefable - SerendipiaWhere stories live. Discover now