El ladrón se incorporó a los pocos segundos y se volvió hacia ellas, enseñando los dientes y respirando entrecortadamente.

—Esto no se quedará así, perras—rugió—me han dado una paliza muy excitante, pero para la próxima no será igual, así que cuídense. Me he grabado sus rostros a la perfección—les advirtió, lamiéndose la sangre que emanaba de su labio partido—no salgan solas porque las mataré. Están encabezando la lista de este año. Recuerden que la oscuridad es mi mejor aliada.

—Te mataré justo ahora—gruñó Shelby, pero Caroline la detuvo del brazo.

—No lo creo, encanto—y dicho eso, se echó a correr al patio y saltó por la cerca hasta perderse en la oscuridad. Shelby masculló groserías, enfurecida y tiró el cuchillo al suelo. Le envió una mirada fulminante a Caroline y se dejó caer en el sofá.

—Perfecto, ahora seremos su presa y él nuestro depredador. Estupendo—agregó con sarcasmo lleno de veneno—gracias, Caroline.

No obstante, a los pocos minutos un auto se estacionó detrás del escarabajo y Caroline saltó llena de alegría a recibir a su novio. En cuanto abrió la puerta, le echó los brazos encima a Evan y rompió a llorar en su pecho. Él, sin dudarlo, la estrechó entre sus fuertes brazos y la acunó, susurrándole cosas al oído para consolarla. Shelby rodó los ojos y miró a otra parte. Sentía una inmensa molestia en el cuello, pero trató de no pensar en ello. Sin embargo, hubo algo que la hizo sentirse extraña. Ese sujeto tenía un aspecto parecido a Egon, incluso en la manera que se había expresado. Su inglés era terrible, e incluso parecía que tenía horas de haber aprendido el idioma y eso la desconcertó. Además, le había hablado de listas y de matar. Un escalofrío le recorrió la espalda hasta alojarse en su cuello.

—Shelby, ¿estás bien, preciosa? —parpadeó abrumada al escuchar la voz de Evan y se vio obligada a salir de sus pensamientos. Él estaba de cuclillas frente a ella en el suelo, sosteniendo su mano, pero con los ojos (rojos del sueño) puestos en su cuello adolorido. Shelby se percató que él estaba en pijama, su cabello desordenado y los ojos irritados del sueño, pero había llegado a verlas y eso la estremeció. Su hermana tenía el mejor novio del mundo.

—Eso creo—logró decir. Sentía la garganta sea—pero el maldito ladrón nos amenazó de muerte y supongo que estará al acecho de nosotras.

El rostro de Evan palideció y miró a su novia con expresión horrorizada. Se puso en pie y se sentó junto a Shelby. Caroline se sentó sobre sus piernas y se recargó en su pecho dejándose acariciar por él.

—Esto debe saberlo la policía. Gracias al apagón de toda la ciudad, los ladrones aprovechan a entrar a las casas, pero al parecer este también era un asesino—observó Evan, claramente furioso—llamemos a la policía.

—No. Lo mejor será llamar a mi madre y después ella sabrá que hacer—objetó Shelby con los pelos de punta. Estiró el brazo al teléfono y se lo pasó a Evan, y este, la miró con perplejidad— ¿podrías llamarla tú? Nosotras no estamos bien para relatar lo que ocurrió—le echó un vistazo a la sangre fresca en la alfombra y resopló—además necesito limpiar esto.

—No toques nada—le aconsejó Caroline—la policía debe ver todo.

Asintiendo, Shelby fue a la cocina a inspeccionar lo que el sujeto había logrado llevarse y se sorprendió ver que nada de valor hacía falta, sino el juego entero de cuchillos carniceros que su madre guardaba en la alacena y que solo le servía para cortar verduras y el pavo de Navidad. Eran cuchillos especiales para destazar carne y milagrosamente Caroline había logrado conseguir el que quedaba para amenazarlo. La pregunta era, ¿Para qué carajos necesitaba un sinfín de distintos cuchillos ese ladrón? No podía ser para tener nuevos utensilios de cocina. Todo era tan confuso y sospechoso que le invadió un miedo terrible. Abrazándose a sí misma, estuvo de vuelta en la sala donde Evan hablaba seriamente con su madre a través del teléfono y Caroline se encargaba de asegurar todas las puertas. En el reloj de la pared anunciaba furiosamente las cuatro de la mañana. Y no tenía sueño. Ya no dormiría nada, se largaría a la escuela para tratar de olvidarse un rato de lo ocurrido, aunque su familia estuviera en desacuerdo.

Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora